CIUDAD VICTORIA, TAM.- Cuando tenía 16 años, el mundo de Olivia tomó un nuevo rumbo; aquel día, decidió inscribirse al Taller de Artes Plásticas del Maestro Salvador Castillo, ese que desde 1910, se ubica en el 20 Aldama, y donde cientos de niños y jóvenes victorenses han desarrollado su talento. En ese emblemático lugar, Olivia encontró inspiración, aprendizaje, amor a la vida, al arte y a Salvador.
Tranquila, sonriente y con la buena vibra que le caracteriza, la maestra Olivia Malibran, recorre la explanada del Centro Cultural Tamaulipas, donde se realiza la edición número 44 de la Exposición de Artes Plásticas de Olivia Malibran y Salvador Castillo, ahí, mientras aprecia las obras que sus alumnos elaboraron durante el año, comienzan a aparecer los recuerdos de cómo empezó todo.
En 1979, “Comencé a ir a clases con una amiga, íbamos a dibujo y yo me quedé y me quedé, Salvador era soltero y ya me quedé”, comenta entre risas, “Siempre fui ayudante de escultura, desde que entré ayudé, desde la estructura, el modelado, el modelo, la copia en cera y la fundición, Salvador y yo hacíamos la mayor parte de todo, en aquellos años Salvador hacia esculturas en bronce”, expuso la originaria de Santa Elena, Villa de Casas, Tamaulipas.
“El taller era muy sólo, nada más estaba un tripié donde Salvador ponía la escultura, había dibujos pegados en la pared, yo en ese tempo dibujaba en carboncillo y los pegaba. Había herramienta, libros, Salvador no le daba mucha importancia a tener una sala y el comedor, él era artista y tenía su taller con bancos de trabajo. Hoy taller sigue igual, con la esencia de Salvador”.
Con el paso de tiempo, comenzó a nacer el amor entre Olivia y Salvador “Paseábamos mucho, él tenia muchos amigos, era bohemio, nunca dejamos de trabajar, íbamos a museos en otras ciudades, era una vida diferente, ahora uno tiene que adaptarse, antes disfrutábamos, nos decíamos siempre la verdad, fueron muchos años, mi hija va a cumplir 45 años, tuvimos que modificar la vida cuando llegó Zaira, desde niña tuvo muchas cualidades para la música y para pintar, desde muy chiquita la llevaba al conservatorio de Morelia, perseveró y siguió. Mateo tiene una madre que conoce y tiene su taller de piano en Albuquerque, Nuevo México Estados Unidos”.
Lamentablemente, Salvador Castillo falleció, por lo que durante los dos últimos años, la Maestra Olivia Malibran ha estado al frente de las exposiciones del taller, “En esta exposición participan los niños que vienen al taller y ex alumnos invitados, tenemos muchos alumnos que ya tienen sus talleres o dando clases en centros educativos y otros que siguen pintando”.
“Se ha cumplido el objetivo, tenemos muchachos muy destacados fuera del país y en otros estados, hay muchachos en Disney, en Canadá, en cosas muy importante, se ha cumplido el objetivo del taller, yo trabajo con el fin de que tengamos al final gente que está preparada y que sea sensible, no ha sido fácil, pero aquí estamos”.
Así como el taller, la exposición sigue con la esencia del Maestro Castillo, “Él abrió el camino, plantó la primer piedra del taller, todos los muchos y yo estamos muy agradecidos por todos los años que lo hizo, por su trayectoria, por su paso por el mundo, por dejarnos un gran taller instalado, es un gran agradecimiento el que hay hacia Salvador y has de cuenta que Salvador aún está en el taller con nosotros”.
“Mucha gente lo recuerda y lo quiere, era a todo dar con los niños, él les enseñaba más simple que yo todavía, era un tapizo, tenía mucha presencia, a lo mejor no fue tan valorado, pero él se valoraba mucho, nosotros nos valoramos mucho y cerramos filas para hacer lo que se tenía que hacer”.
Tras recorrer una vez más la exposición, pero ahora acompañada de su hija Zaira y su nieto, el talentoso Mateo, reflexiona y afirma que “Estoy muy agradecida con haber nacido y estar aquí, no puede andar uno por el mundo cargando las tristezas, gracias a todo eso soy Olivia Malibran, no quiero ser nadie más, yo nada más quiero ser Olivia Malibrán y seguir enseñando arte”.
POR DANIEL RÍOS
EXPRESO