Después más de 6 meses de severa sequía en el Sur de Tamaulipas, se había reducido el agua del sistema lagunario a menos de 1% de su capacidad.
Los estragos los resentían no solo la agricultura y ganadería de la zona, sino también el sector industrial que ya había reportado pérdidas millonarias por parar su producción a falta del insumo líquido.
Además de esos 3 sectores, el abastecimiento de agua potable y purificada, estaba llegando a sus peores escenarios. Varias colonias del sur de Tamaulipas se vieron afectadas por no tener suministro de agua en sus residencias desde al menos 3 semanas antes.
La repartición del líquido había llegado a realizarse por medio de pipas, donde la población hacía filas para recibir algunas cubetas. Recordamos también la reciente temporada en que los tinacos se vendían como pan caliente. Negocios y residencias cambiaron su forma de almacenamiento.
Incluso algunas purificadoras de agua en la zona, tuvieron que cerrar por no tener el insumo suficiente para la demanda de la población. Aunque la época normal de temporada de formación de huracanes comienza en agosto y termina en octubre, en pleno junio, nos llegó a manera de regalo divino la depresión tropical Alberto.
Esta, dejó una abundante derrama del vital líquido no únicamente en el sur de Tamaulipas sino en todo el estado, además de San Luis Potosí y Nuevo León, llenando así presas y lagunas a su paso.
El reporte de almacenamiento de la Comisión Nacional del Agua de las distintas presas, ubicadas en la región noreste del país ha tenido un saldo bastante positivo de mayo a la fecha, justo después de la tormenta Alberto.
En Nuevo León subieron los niveles las presas La Boca de 37% a 105%; El Cuchillo de 31% a 84% y Cerro Prieto de 5% a 45%. En San Luis Potosí las presas El Peaje aumentaron de 4.5% a 14%; San José de 6.2% a 20% y El Potosino del 0.6% a 6%. Por su parte, en Tamaulipas las presas Marte R. Gómez se acrecentaron de 30% al 44% y la Vicente Guerrero de 8% a 21%.
Finalmente, el Sistema Lagunario del sur de Tamaulipas se abasteció de 0. 9% al 70.9% de agua.
Este almacenamiento llega de manera oportuna, antes de que comience la temporada llamada “canícula” que este año se estima del 3 de julio al 11 de agosto.
Además del abastecimiento de agua para cruzar la época más caliente del año, también se revitaliza el ecosistema de la región.
De cualquier manera, es necesaria la implementación de estrategias en todos los niveles para la adaptación al cambio climático.
Algunas de las medidas esenciales para proteger y garantizar la disponibilidad del agua en el futuro y de manera permanente son: Promover un uso eficiente del agua Conservación de las cuencas hidrográficas, eliminando el lirio acuático en presas y lagunas Fomentar la educación ambiental, centrada en proteger el agua Mejorar la infraestructura de la captación de lluvia en todos los niveles Mantener y generar nuevas formas de tratamiento y reciclaje de aguas residuales tanto para fines industriales como para agrícolas.
A pesar de tantas quejas y críticas hacia los sectores gubernamentales, no habría sido posible el sostenimiento de la vida en el sur de Tamaulipas, si no se hubieran tomado decisiones importantes en todos los niveles.
Es de agradecer la gestión eficaz del gobierno del estado, los ayuntamientos de Tampico, Ciudad Madero y Altamira, así como a COMAPA SUR, para enfrentar la crisis hídrica. Que esta reciente experiencia sea una lección y un llamado de acción, no solo para los habitantes del sur de Tamaulipas, si no de todo el país, para preparase a una mejor resiliencia ante los desafíos del cambio climático.
Con la participación de todos los sectores incluyendo a la sociedad en general, es posible efectuar las medidas adecuadas para una gestión responsable de los recursos hídricos y garantizar la sostenibilidad para todos.