Ya sabéis que entre los nombramientos más importantes por definir está la titularidad de Gobernación. Ahí, pareciera que quienes negocian no se ponen de acuerdo, sin embargo, la insistente mención de Rosa Icela Rodríguez hace suponer que será la que logre el propósito. Desde luego no deja de ser especulación cuya fuerza radica en el apoyo de AMLO hacia la respetable dama.
En este sentido es opinión del columnista que no cuenta con los méritos ni la experiencia suficientes. Ni como negar que en Seguridad Pública su desempeño ha sido discreto, sea cercano al fracaso, con infinidad de evidencias que no escapan a la observación de la ciudadanía, principal víctima.
Usted dirá que Luisa María Alcalde, la actual secretaria, tampoco es experta en el ramo. Y tiene razón, pero la diferencia está en el hábil manejo de relaciones que esta joven funcionaria logró desde su estancia en Trabajo y Previsión Social donde no fue fácil entenderse con dirigentes obreros y empresarios de diferentes y encontrados intereses, incluso partidistas. En cambio, Rosa Icela quedó estacionada en el agradecimiento eterno hacia AMLO que le dio la oportunidad de figurar en niveles no imaginados, descuidando lo realmente importante de su encargo.
Mientras tanto, trasciende que doña Claudia se inclina porque el nombramiento recaiga en alguien de su confianza. Para el efecto se barajan los nombres de Mario Delgado Carrillo y Martí Batres Guadarrama, entre otros. El primero como una especie de premio por el éxito obtenido en las elecciones de junio donde, hay que aceptar, resistió y combatió las campañas de odio contra Morena y sus candidatos registradas literalmente en todo el país y patrocinadas por la minoría rapaz que con Xóchitl Gálvez al frente, pretendió el retorno al pasado de privilegios y saqueo.
Quizá también lo merezca Martí Batres. Un activo permanente de la izquierda, de resultados prácticos al proyecto reformista de AMLO e identificado desde siempre con doña Claudia, tanto que desempeña interinamente la jefatura de gobierno de la CDMX. Desde luego tiene adversarios hacia el interior del régimen que critican su radicalismo, coincidente con la forma de ser, pensar y actuar de la señora Presidenta Electa.
Ya “entraos en gastos”, quien esto escribe no se explica cómo es que “analistas” y demás fauna, olvidan a Alejandro Encinas Rodríguez, quien renunció en octubre anterior a la subsecretaría de Derechos Humanos para incorporarse al equipo electoral de Sheinbaum. Alejandro es un político sin mancha, tolerante pero intransigente en sus principios, valores e ideología. A él tocó manejar el asunto de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa casi todo el sexenio. Bien visto, tanto por Sheinbaum como por AMLO, sería la solución ideal.
Concluyendo, ojalá y el Presidente no imponga sus razones para que Rosa Icela Rodríguez sea la próxima secretaria de Gobernación y permita que doña Claudia seleccione con toda libertad a quien será titular de la dependencia. Así sea por el bien de México.
SUCEDE QUE
Aunque no faltará quien repita, (“ni que fuera alka-seltzer” decía el inolvidable Javier Sandoval), la mayoría de los legisladores (as) locales se van, después del triste y penoso papel desempeñado. Aquí bien aplica aquello de que la diputación dura tres años, pero la vergüenza toda la vida…Oiga, bueno sería que las autoridades revisaran la “propiedad” de inmuebles del PRI y sus sectores en Tamaulipas. Y es que existe la presunción de que algunos fueron adquiridos con recursos públicos y después “donados” al tricolor. (¿Por qué y de parte de quién?). Al respecto, en estados como Oaxaca hay resultados que mucho agradece la población porque tales edificaciones podrían ser utilizadas para el bien común.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA