En distintas tribunas la minoría rapaz demanda que doña Claudia se distancie de AMLO. Es lo que quisieran los neoliberales como si no supieran que la 4T trasciende al cambio sexenal, va más allá, por la sencilla razón de se trata de un proyecto diferente de nación donde no caben quienes por 36 años se apropiaron del patrimonio público para colmar ambiciones materiales en perjuicio la economía popular.
En el ataque de frustración, amargura, odio y desesperación que padece la oposición, imagina que son los tiempos en que obligación del nuevo Presidente era romper con el anterior, declarando así su presunta independencia cuando la realidad siempre estuvo ligada a intereses comunes, incluso durante la docena trágica panista donde para nada hubo confrontación con el priismo, pero sí represión a las fuerzas democráticas de izquierda, incluido AMLO al que Vicente Fox “desaforó” como jefe de gobierno de la CDMX y pretendió encarcelar.
Aunque en opinión del columnista la petición no merecía respuesta, La Jefa dejó claro que jamás “pintaría su raya” por el contrario, la obra realizada por AMLO será ejemplo a seguir durante su mandato. En este sentido importante mensaje es la incorporación de algunos(as) partícipes del actual régimen que son garantía de lealtad, honradez y capacidad.
Los saqueadores desean que Claudia Sheinbaum traicione a López Obrador como si la sucesión no significara construir el segundo piso de la transformación considerada irreversible por la mayoría que con 36 millones de votos apuesta al cambio total que merece la república. No entienden que la lección del 2 de junio fue tan contundente que marcó la virtual desaparición de los partidos marcados por la corrupción. El PRD ya se fue, el PRI se desmorona al igual que el PAN. Estos últimos cuyas dirigencias rabiosamente combaten con sus militancias en el afán de seguir manteniendo inmerecidas canonjías que les corresponden por generoso mandato legal. He aquí la polémica del porqué el compromiso oficial de seguirlos manteniendo con recursos que debieran ser destinados a mejores causas.
El asunto es que doña Claudia deja claro que la transformación iniciada hace casi seis años seguirá fuerte y alentada por el mandato mayoritario que definió el futuro de la república. Imaginar que pudiera haber alteraciones o desviaciones producto de egolatrías personales o de grupo, es ilusorio y hasta enfermizo.
Los reaccionarios enloquecieron después de la derrota electoral. De ahí la concepción fantasiosa de rompimiento entre Sheinbaum y AMLO. Les duele, bien que les duele, que ambos recorran el país supervisando obras y proyectos clave para el desarrollo integral de regiones olvidadas. También les irrita que aparezcan en eventos insignia de los nuevos tiempos y deje, que los adversarios debieron sufrir padecimiento estomacal al saber de la celebración del sexto aniversario del triunfo de AMLO este lunes donde La Jefa ratificó que la 4T es objetivo superior a circunstancias políticas o personales.
Y luego la coincidencia en la necesaria reforma que trae más que nerviosos a los(as) que protegen a la delincuencia disfrazados(as) de jueces, magistrados o ministros de la SCJN.
SUCEDE QUE
La última encuesta del periódico opositor El Financiero señala este lunes que casi siete de cada diez mexicanos aprueban la obra de AMLO. Ahí queda para los incrédulos. Recordad que Peña Nieto finalizó con el 20 por ciento de aceptación.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA