Ayer se cumplieron 69 años desde que las mujeres pudieron votar por primera vez en México.
Fue apenas en 1953 cuando la Cámara de Diputados oficializó este derecho que les había sido negado de manera sistemática.
Esa conquista fue posible gracias a mujeres ejemplares que dieron una lucha ejemplar.
Una de ellas, acaso la activista más visible de ese movimiento, fue la tampiqueña Esther Chapa Tijerina, fundadora del Frente Único Pro-Derechos de la Mujer, constituido en 1935.
Un año después publicó “El Derecho de Voto para la mujer”, un texto que guió la batalla social y política por el sufragio femenino.
Científica, sindicalista, mujer de izquierdas, participó activamente en un debate fundamental para las conquistas feministas de la época.
“En el caso del voto femenino sabemos que los diputados escucharán el rumor femenil, ambiente que solicita el voto sin restricciones para plasmarlo de una vez por todas en una ley consecuente con el momento actual de nuestro país. Sabemos que la tribuna de la Cámara se honrará con los elevados conceptos que el hombre mexicano tiene de la mujer mexicana y que todos y cada uno de los representantes nacionales sabrán expresar su ideología revolucionaria, libre de expresiones comunes o demagógicas, para indicar cómo y por qué están de acuerdo con modificar el Artículo 34 Constitucional”, escribió cuando el asunto empezó a discutirse en el Congreso de la Unión.
“La mujer mexicana agradece más una medida práctica de mejoramiento porque se ha acostumbrado a luchar abiertamente con la vida en la fábrica, en la oficina, en la cátedra y en el hogar que infinidad de ocasiones tiene que sostener sola”, advertía a los legisladores a quienes reconocía por ser “obreros, campesinos, militares y representantes genuinos del sector popular”.
Desde entonces, cada año dirigió una misiva a la Cámara de Diputados hasta que en 1953 finalmente se promulgó la ley que abrió paso al voto de la mujer en México.
Sesenta y nueve años después de aquella fecha -lejana o cercana en el tiempo, según como quiera verse- México eligió a su primera presidenta.
Para que ello ocurriera fue necesaria la aplicación de múltiples medidas afirmativas para forzar a los partidos políticos a postular a mujeres en cargos de trascendencia hasta alcanzar la paridad absoluta en diferentes niveles de gobierno.
En Tamaulipas, por ejemplo, a partir del 1 de octubre habrá más mujeres que hombres al frente de los ayuntamientos.
Y si las tendencias que han mostrado tanto los organismos electorales, como los tribunales en sus sentencias, en el escenario político empieza a vislumbrarse la posibilidad de una competencia entre mujeres para el 2028.
Más allá de lo que indiquen los decretos, ya es tiempo.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES