Xóchitl Gálvez y la Coalición de la derecha opositora integrada por el PAN-PRI-PRD perdieron la elección presidencial por una diferencia de 20 millones de votos. La derrota fue el resultado de una serie de malas interpretaciones y decisiones. Leyeron equivocadamente la derrota del 2018 no como una victoria merecida de Andrés Manuel López Obrador y de Morena, sino como una victoria accidental, un castigo ciudadano provocado por el mal desempeño del PRI en el gobierno de Enrique Peña Nieto y previamente en el gobierno del PAN de Felipe Calderón.
En consecuencia, la estrategia de los tres partidos aliados en coalición política y electoral fue obstruir el trabajo el “gobierno accidental” mediante la parálisis legislativa que le impedía hacer cambios a la Constitución y las leyes por no tener la mayoría calificada, y en los casos en que hicieron reformas legales, impidieron su vigencia mediante recursos de inconstitucionalidad y amparos convalidados por el Poder Judicial a su servicio. Confiaron en que las cosas saldrían mal para el gobierno.
La derecha postuló una candidata a Presidenta creyendo que su simpatía y popularidad bastarían para hacerle frente a una candidata con una formación académica, e ideológica y una trayectoria política suficientes para saber que la derrota electoral de la candidata panista-priista-perredista era algo previsible.
La noche del 2 de junio, después de una confrontación entre Marko Cortéz y Xóchitl Gálvez, la ex candidata reconoció públicamente, frente a las caras largas de los dirigentes de la coalición, que los resultados de la elección no le favorecían y al día siguiente dijo que no obstante que había reconocido su derrota iba a demandar la anulación de la elección y lo hizo.
La semana pasada fue citada por el Tribunal Electoral a la audiencia que ella solicitó para que presentara sus argumentos y las pruebas que le dan fuerza a su demanda de anulación. Xóchitl no acudió a la audiencia qué se fijó para el sábado 6 de julio y tampoco acudieron el PAN, el PRD y el PRI a presentar los argumentos de sus propias demandas de anulación. En esa audiencia fueron admitidas las pruebas que aportaron todos en el inicio para tratar de anular la elección que perdieron.
También en la semana anterior frente a las cámaras de un programa de televisión por internet Javier Lozano ex funcionario y ex legislador del PAN y Marko Cortéz dirigente de ese partido, sostuvieron un debate en el que se hicieron reclamaciones y acusaciones respecto de tratos no cumplidos y traiciones entre panistas, desde la presidencia de Felipe Calderón hasta el pasado proceso electoral, acusaciones que no sorprendieron a nadie y sólo confirman lo que los electores rechazaron.
Mientras tanto en el PRI Alejandro Moreno lanzó la convocatoria para realizar una Asamblea Nacional de ese partido que el dirige y en la que se prevé que se validen cambios a los estatutos que le permitirán seguir al frente de esa organización política y mantener el manejo del presupuesto que proviene su mayor parte de las todavía millonarias participaciones que le entrega por ley el INE.
La lucha jurídica del PRI ante el TRIFE se dirige a obtener en la mesa jurídico electoral, diputaciones y senadurías que no pudo ganar en las mesas de casilla. No obstante que existe alguna resistencia a las decisiones de Alito de antiguos líderes y militantes distinguidos del PRI, no parecen tener fuerza suficiente para contener su avance y el de sus seguidores.
El PRD que perdió el registro como partido político, también demandó la anulación de la elección de Presidenta y al mismo tiempo sus dirigentes anuncian que se mantendrán en la lucha y que buscarán con otras fuerzas la creación de un nuevo partido político que abandere las causas de la socialdemocracia.
Por la precisión con que el Tribunal Electoral está manejando las demandas de anulación, así como las impugnaciones en los 300 distritos electorales, es previsible que todas sean desechadas por improcedentes, se haga oficial la pérdida de registro del PRD, se declare la validez de las elecciones y se entregue la constancia de mayoría que confirma a Claudia Sheinbaum Presidenta Electa de México.
Ante esos resultados que no le favorecen queda claro que la derecha opositora PAN-PRI-PRD perdió la elección y perdió también el liderazgo social de los mexicanos que votaron por su candidata, son víctimas de sus malas decisiones que los llevaron a entender equivocadamente a sus opositores y a tratar de engañar a los electores, todo lo cual fue repudiado por los ciudadanos en las urnas electorales. Ahora no hay una dirigencia capaz de marcar la dirección de su lucha política, redefinir sus objetivos y sus acciones y la consecuencia es una derecha opositora sin cabeza y sin rumbo.
Vacaciones. Trópico de Cáncer hará un receso en esta parte del verano para reanudar el 8 de agosto
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ