El combate a la corrupción seguirá siendo prioridad de la 4T. Y es que, verdad sea, en este aspecto mucho queda a deber el régimen que concluirá el último de septiembre. No es secreto que la mayoría de quienes transcurren por cargos públicos disfrutan a plenitud y sin que nadie los moleste, lo obtenido de manera ilícita, es decir a la sombra del poder o la influencia que facilita jugosos negocios. Y ni modo que sea invento porque abundan los ejemplos sin recato y con descaro.
La inmoralidad oficial es el monstruo de mil cabezas que no termina de erradicarse, por el contrario, pareciera que en algunos casos se multiplica. Eso bien lo sabemos los de a pie cuya cotidiana experiencia nada tiene que ver con los floridos discursos ni las candentes afirmaciones de que acabaron las malas artes relacionadas con el cáncer que corroe a la república. Es mentira porque los ladrones de cuello blanco y sus cómplices felices pasean por el mundo burlándose a distancia de la ingenua e infantil retórica que a veces los sataniza, pero jamás los enjuicia.
La opinión ciudadana es en sentido de que los órganos e instancias que debieran combatir la corrupción han servido p’a maldita la cosa. En la Fiscalía General habita alguien a quien le ganaron los años, las enfermedades y los rencores relacionados con su familia. (Hasta un libro fue escrito al respecto). Alejandro Gertz Manero puede ser brillante jurista, pero funcionario de pésimo actuar cuando quizá debido a involuntarios errores ciertos expedientes son olímpicamente rechazados por cualquier integrante del poder judicial. Lo raro es que permanezca en el cargo con amplias posibilidades de trascender al próximo sexenio. Creo que la ley se lo permite, lo que no dejaría de ser un obstáculo más en el objetivo de limpiar la administración pública.
Nadie ignora actos de corrupción que por menores no dejan de serlo. AMLO, con frecuencia felicita a los trabajadores de la CFE por buenos resultados, que “a nivel de cancha” son todo lo contrario. ¿Usted cree que a Manuel Bartlett el director, a sus casi noventa años le interesa cumplir con su deber cuando lo que desea es bien amanecer cada mañana?. Recién, sucedió en mi barrio cuando en pleno ciclón falló la energía eléctrica varias ocasiones. Veinticuatro horas después acudieron empleados de la paraestatal “solo a revisar” y medio arreglar para que de nuevo surgiera el problema, hasta que “alguien” propuso la compostura “garantizada” mediante cierta cantidad de dinero que bajo la tempestad los desesperados vecinos se encargaron de reunir. Dicho y hecho, terminaron los cortes. Esto es la realidad, lo demás es puro cuento.
El asunto es que la guerra contra la inmoralidad seguirá quién sabe hasta cuándo y con qué resultados. Al respecto se sabe que La Jefa Claudia creará lo que llama Agencia federal Anticorrupción cuya misión central será: “investigar y sustanciar las responsabilidades administrativas graves de los servidores públicos y de los particulares vinculados con hechos de corrupción y llevar esos casos ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa”. Dicese que en este aspecto se contará con personal especializado, aunque lo mero importante será que los encargados de investigar sean tan honestos como lo es la Presidenta Electa. De otra forma el país tropezará con la misma piedra. Y no es que la desconfianza o el pesimismo nos ganen, pero algo hay que hacer porque estamos hasta la madre de impunidad.
SUCEDE QUE
Cuando doña Claudia despertó la impunidad aun, estaba ahí.
Y hasta la próxima
POR MAX ÁVILA