CIUDAD VICTORIA, TAM.- Para que la crisis hídrica en Tamaulipas llegara al grado que alcanzó este 2024 no solo incluyeron factores climáticos.
El Secretario de Recursos Hidráulicos de Gobierno del Estado, Raúl Quiroga, aseguró que el saqueo de agua ha sido una de las principales causas por las que los principales afluentes y acuíferos de la entidad llegaran a niveles tan bajos.
“Se presentaron ocho años de sequía continua, pero además de saqueo, y en lo personal, si me preguntas a qué le tengo mayor temor, sin duda alguna es al saqueo. La sequía es un fenómeno cíclico que se ha presentado desde siempre, miles de años, y es, como dije, cíclico. De repente hay un ciclo de tres años de sequía, luego de cinco, luego ninguno, es decir, está bien estudiado y lo conocemos.
El problema es cuando existe un volumen disponible y se dan mayores volúmenes de los que la naturaleza nos regala. Ahí es donde entramos en un conflicto sumamente serio”, dijo.
Puso como ejemplo lo que ocurre en el centro de Tamaulipas, donde “te encuentras con que hay decenas de miles de hectáreas de naranjos, de cítricos en general, y que se siguen abriendo superficies, y aquellos ríos de corrientes perennes que teníamos, se rompió su ciclo de corriente permanente y ahora se cortan ya no digamos antes de llegar a la presa, se cortan antes de llegar a la carretera nacional que va al Barretal”.
Esto, porque las extracciones son mucho más altas que lo que aporta el ciclo natural de agua.
-¿Son extracciones ilegales?
“Bueno, tristemente se padecen dos fenómenos. Uno grave, considero yo, que es la sobreconcesión, donde la autoridad del agua federal otorgó concesiones por arriba de lo que es la recarga natural.
Si a esto le agregamos que no existe personal ni mínimamente suficiente para estar inspeccionando que Juan Pérez, que tiene autorizado extraer 1 litro por segundo saque solo 1 litro por segundo, y el señor se puede despachar desde hace décadas a sacar 15, 20 ó 30, no hay quien lo ponga en orden”.
Por eso, el gobierno del estado busca firmar un convenio de colaboración con la Comisión Nacional del Agua para poder llevar a cabo labores de vigilancia en los principales afluentes del estado, “de tal suerte que podamos tener los ojos puestos en las inspecciones necesarias para que no haya el desorden que existe ahorita en las cuencas de Tamaulipas, evitar esos saqueos, esos dispendios brutales de agua que por falta de inspección se da en el país; queremos en Tamaulipas hacer una política pública de cuidado, de ordenamiento, de depuración de las cuencas”.
Detalló que el problema empezó hace décadas, con la sobreconcesión otorgada por la comisión Nacional del Agua.
“La naturaleza cíclicamente nos manda una cierta cantidad de agua, en promedio, un año más, un año menos, pero en promedio nos manda una cierta cantidad. Ese promedio nunca debió haberse roto, nunca debió haberse rebasado y sin embargo, incluso hasta está publicado por la federación, lo hicieron añicos en prácticamente todas las cuencas del centro y norte del país, a excepción del Guayalejo y del Soto la Marina y del San Fernando de los ríos nuestros, y cuando digo el Soto la Marina hablo de la presa Vicente Guerrero”.
Esta problemática, por ejemplo, fue una de las causantes que el Sistema Lagunario en el sur de Tamaulipas por primera vez se quedara sin agua.
-Para el caso del centro del estado, ¿cómo va el proyecto de la segunda línea del acueducto?
El gobernador, en la primera decena del mes de junio, nos dio la instrucción de que con recursos propios arrancáramos con la segunda línea. Entonces hicimos un primer envión, un primer arranque de este tema, pero nos dimos cuenta que en el trazo del acueducto todavía había trabajos que hacer, de ir relocalizando algunos tramos o se incorporaron algunas áreas que no han sido indemnizadas y que mientras no lo hagamos no podíamos transitar por ahí. Incluso llegaron las máquinas para empezar a trabajar, pero cuando se inició por la ratificación de las topografías y de la línea por donde iba a desarrollarse la excavación, pues tuvimos que frenar un poco para terminar de trabajar estos temas con la Secretaría de Obras Públicas Públicas.
Al gobernador le ha interesado mucho que se lleve a cabo de inmediato, con recursos del estado, la construcción de la segunda planta potabilizadora al nivel de la obra de toma, ya prácticamente la Secretaría de Obras Públicas se está haciendo cargo de esa obra, está a días de lanzar la licitación y nosotros seguimos trabajando en lo que corresponde propiamente a la línea del acueducto en este momento.
-¿Se va a terminar la obra antes de que concluya el sexenio?
Sin duda alguna, el gobernador lo ofreció, es un gobernador de palabra y para él es una de sus obras emblemáticas, sin duda que antes de que salga el señor gobernador, tan es así que ya no siguió esperando a que hubiera un auxilio de otras instancias y dijo arranquemos ya, es un compromiso con los capitalinos y lo vamos a sacar. Nosotros tenemos como horizonte dos años para construir la segunda línea, un plazo máximo de tres años, máximo.
Durante la crisis de desabasto que vivió el sur, se habló de la posibilidad de instalar plantas desalinizadoras. ¿Cuál es su opinión sobre esa alternativa?
Yo he puesto el siguiente símil: si en un año en particular te llegan a caer 2000 mm en el desierto en un día, no por eso te vas a poner a hacer una presa, no tiene sentido, no te va a volver a llover hasta dentro de 50 años. Igual, si por un año nunca habíamos tenido una crisis en Tampico, Madero y Altamira, si por un año de crisis nos vamos a poner a comprar desalinizadoras, tampoco tiene mucho sentido. Es decir, hay quien maneja recursos propios, los industriales, y bueno, tienen derecho a hacer con su dinero lo que consideren. Desde la perspectiva del Estado, que maneja recursos públicos, se tiene que ser muy cuidadoso, porque sigue siendo caro en relación al precio que vendemos el agua que la naturaleza nos regala.
Y si es caro y luego hacemos todo ese proceso de desalinización con todo lo que significa también de contaminación, impacto ecológico fuerte, para meterlo a las tuberías de nuestras ciudades, donde perdemos alrededor del 50%, bueno, pues ya la viabilidad económica financiera se pierde. Viabilidad técnica, pues sí es viable con todo el impacto ambiental que pudiera haber, pero se buscarían los mecanismos para que el impacto fuera mínimo, pero el impacto económico sería brutal. Tendríamos que cobrarle a los habitantes de Tampico, Madero y Altamira tal vez cuatro veces lo que pagan actualmente y se haría un conflicto social importante.
Staff
Expreso-La Razón