A más tardar en septiembre habrá nueva dirigencia de Morena y lo más probable es que sea mujer quien releve a Mario Delgado Carrillo que como sabéis, será titular de Educación a partir de octubre, si es que no sucede algo extraordinario que lo evite. Hasta ahora figuran como candidatas Minerva Citlalli Hernández Mora y Luisa María Alcalde Luján, jóvenes ellas de 34 y 36 años respectivamente, con lo cual se confirma que el relevo generacional aplica en el todo lo que significa la 4T.
Desde luego que tal elección no será como la acostumbrada en otros partidos, sino en un ambiente de fraternidad, compañerismo e intención de que resulte lo mejor para el avance y desarrollo de la democracia y justicia social. Sea que estará ausente de guerras sucias, piquete de ojos, golpes en la espinilla y todas las feas artes utilizadas por políticos ambiciosos, ladrones y vende-patrias que usted ya conoce.
Citlalli como Luisa María, (una comunicadora, otra abogada), poseen amplia historia de lealtad, participación y disciplina en el movimiento regenerador iniciado por AMLO, son en verdad fieles a la causa. De manera que cualquiera que resulte triunfadora es garantía de liderazgo honorable y eficaz no solo para mantener el poder sino para ampliar la influencia morenista en los lugares donde la oposición agoniza por las misma razón.
El asunto es que habrá relevo en Morena justo en los días en que La Jefa Claudia tomará poessión del cargo más importante de la república. Es decir, al inicio formal de la construcción del segundo tramo del proceso transformador. “Todo medidito”, diría el ranchero, como que se trata del fortalecimiento de la mayoría empoderada y dispuesta a seguir madurando en lo que respecta a conciencia colectiva. En este sentido de verdad os digo que los mexicas difícilmente volverán a caer en las trampas tendidas por el neoliberalismo durante los 36 años de discriminación, pobreza y marginación padecidos por efectos de los regímenes saqueadores provenientes del PRI y PAN.
Mientras tanto en la acera de enfrente, siguen combatiendo entre el lodo. El grupo de ex funcionarios, ex gobernadores, ex senadores, etc, del tricolor, reman a contracorriente en último intento por echar abajo la dictadura de Alejandro Moreno Cárdenas. Dicen defender al partido cuando en realidad no queda nada que defender. ¿Acaso a la corrupción?. Es un pleito entre pandilleros (por llamarlos de modo amable), que no tiene que ver con los orígenes post revolucionarios del PRI. Y qué mejor evidencia que la vergonzosa entrega a la causa panista tan solo para mantener cargos y privilegios personales. El mentado “alito” será legislador como lo serán otros que ahora se confrontan “cuidando su virginidad” a pesar de haberla perdido en las penumbras de cualquier noche de bodas hace muchísimos años.
Los protagonistas de este enredo no entienden lo que la sociedad ya sabe. Es decir, que están asistiendo a una misa de cuerpo presente porque el PRI ya es difunto, precisamente por los excesos cometidos a la sombra de una organización que nació alentada por objetivos que costaran tanto dolor y sangre. De aquello solo quedó ambición y voracidad extrema. Y en algunos casos hasta demencia cual sucede con quien se aferra a la dirigencia de un partido donde la militancia literalmente huye para quedar exenta de lo absurdo.
SUCEDE QUE
Ahora una queja ciudadana. Resulta que la marca de “gorditas” más popular de la región tiene su planta procesadora de materia prima en pleno centro de la capital tamaulipeca. ¿Quién lo permitió?. Por lo impresionante de sus instalaciones, la potencia de motores causantes de ensordecedor ruido y contaminación catorce horas diarias incluidos los domingos, las familias del rumbo suplican la intervención de la autoridad que corresponda porque además del martirio presienten ocurra alguna desgracia de fatales consecuencias. Solo piden se haga realidad el humanismo en este caso concreto.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA