Acaso porque ya era casi un hecho desde que se confirmaron las candidaturas, pero en medio de la vorágine política de los últimos meses, se ha dado poca relevancia al hecho de que a partir del 1 de octubre, México será gobernado por una mujer.
Se trata de una nueva era, porque no debe anotarse solo la llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia, sino de una tendencia cada vez más sólida en todo el espectro nacional.
En Tamaulipas, por ejemplo, por primera vez habrá una mayoría de alcaldesas.
De acuerdo a los cómputos finales, el 53% de los ayuntamientos serán encabezados por una mujer.
En total, habrá 418 mujeres en puestos de elección popular, entre alcaldesas, regidoras y síndicas.
Y desde luego, esto parece solo el principio. “No llego sola…”, la frase que ha repetido una y otra vez Sheinbaum no suena hueca.
Se trata de una declaración de quien entiende la magnitud de lo que ha conseguido y está dispuesta a hacerlo valer.
Para que este momento llegara, tuvo que vencerse la resistencia de los partidos políticos que sistemáticamente han buscado la manera de sacarle la vuelta a las disposiciones de paridad de género.
Hay que decirlo, el arribo de más mujeres al poder es el resultado de una lucha histórica, y de la obligatoriedad de cumplir con las acciones afirmativas instrumentadas desde los organismos electorales.
En Tamaulipas, por ejemplo, esto determinó que de las 2,516 personas que participaron como candidatas en el último proceso electoral, 1,409 fueran mujeres. Y el resultado está a la vista.
La buena noticia es que esta tendencia continuará, por lo que a nadie debería sorprender que en el reparto de candidaturas para el 2028, a los partidos les toque postular a mujeres para la gubernatura, considerando que es un estado en el que no solo no ha habido una gobernadora, sino que en toda su historia democrática, solo ha tenido tres candidatas para el principal cargo de elección popular, y las últimas compitieron hace más de 25 años.
Por eso, los partidos políticos ya deberían tener claro que la sucesión muy seguramente tendrá rostro de mujer.
Falta mucho y muchas cosas pueden pasar, pero en la 4T tamaulipeca podrían estar tranquilos, pues en la elección del 2 de junio se consolidaron algunos de sus cuadros más destacados.
Van tres nombres a botepronto: la futura senadora, Olga Sosa; la futura alcaldesa de Tampico, Mónica Villarreal, y la alcaldesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas.
Las tres, aunque difícilmente lo reconocerán en estos tiempos, ya deben haber sopesado esa posibilidad.
El reloj político está en marcha.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES