La inseguridad pública no es asunto privativo de Tamaulipas, pues igual se padece en toda la geografía nacional, como bien lo advierten los medios de comunicación masiva que puntualmente dan cuenta de la lucha cotidiana que las fuerzas armadas libran contra bandas delictivas; y en torno a los enfrentamientos entre grupos de malhechores.
Esta situación nadie la desconoce.
Pero tampoco se pasa por alto la firme disposición gubernamental para al menos aquí en la entidad, con apoyo federal por supuesto, procurar el bienestar ciudadano.
Surge este comentario porque a días de iniciar formalmente el asueto veraniego, el gobernador Américo Villarreal Anaya refrenda su invitación a los vacacionistas mexicanos y del extranjero para que visiten los atractivos turísticos del estado.
Lo hace sin ocultar la situación real que estamos viviendo.
Para dar certidumbre a los paseantes –que por cierto tanto quisieron ahuyentar allende el Río Bravo, en lo que toca al turismo extranjero–, el mandatario ofrece un operativo especial donde participarían la Federación y el Gobierno de Tamaulipas, a fin de que las carreteras estatales sean más seguras. Y cumple, según los reportes.
También reiteró que aquí, en nuestro estado, tenemos un alto sentido de atención al turismo, pues éste representa una de las fuentes principales de la economía en varias regiones, donde igual que en toda la geografía estatal mucho se procura su atención, bienestar, cuidado y seguridad.
Tesoro estatal
Tamaulipas es una entidad rica en bellezas naturales.
Su relieve terrestre, ríos y lagunas, presas, clima, regiones y biodiversidad, constituyen el tesoro (quizá) más importante de la geografía estatal.
Pero a lo largo de la historia pocos han sido los hombres que se han interesado en divulgar las bondades de su naturaleza.
Y la mejor prueba es que, en apenas menos de dos años a la fecha, la industria turística es atendida adecuadamente.
Culpables del atraso en la materia han sido: 1) los mandatarios que en su tiempo y circunstancia soslayaron atender este rubro por el costo de inversión que representa; 2) los grupos de interés que mucho temieron al desarrollo turístico por considerar que éste los haría perder sus cotos de poder, y, 3) por supuesto, ex los funcionarios estatales habilitados como responsables del área.
Por algo el mandatario estatal personalmente ha tenido que atender el rubro y supervisar directamente los planes, proyectos y estrategias para que a los vacacionistas se les trate como en casa; y sé que ordenará que la vigilancia no cese para evitar cualquier acontecimiento que pudiera poner en riesgo la vida de los miles de turistas que a partir del sábado 20 próximo –al iniciar el período vacacional en el servicio público–, visitarán el territorio tamaulipeco.
En fin, eso amerita análisis por separado.
Encantos naturales
A lo largo de su frontera con la Unión Americana (643.95 kilómetros); litoral con el Golfo de México (423.40 kilómetros); vecindad con los estados de Veracruz (167.05 kilómetros), San Luis Potosí (303.55 kilómetros) y Nuevo León (1,015.25 kilómetros); la totalidad de su territorio (79 mil 284 kilómetros cuadrados, que representa el 4.1 por ciento de la superficie nacional, dividido en 43 municipios), y su ubicación geográfica, Tamaulipas tiene mucho que ofrecer a los vacacionistas internacionales, nacionales y domésticos –en atractivos naturales–, aunque todavía resulte cuestionable su infraestructura en cuanto a prestación de servicios se refiere.
La referencia viene al caso porque Américo Villarreal Anaya ha sido y es el principal promotor para darle a Tamaulipas un real impulso turístico, sostenido y sustentable, a fin de que la llamada industria sin chimeneas estatal, en lo mediato, sea competitiva con la oferta de otras entidades y regiones del país.
Ya se han fortalecido los desarrollos turísticos de la Playa Miramar (Madero), Barra del Tordo (Aldama), La Pesca (Soto la Marina), Playa Bagdad (Matamoros), el parque ‘Los Troncones’ y el ‘Cañón de la Peregrina’ (Victoria); así como el turismo fronterizo (en al menos Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros).
Lograrlo no ha sido fácil. Y menos cuando los cacicazgos anacrónicos se han opuesto (y se oponen) a facilitar la inversión privada a través de los alcaldes y legisladores a su servicio –como ocurre en Madero, Aldama y Soto la Marina–, por suponer que la llegada de capitales foráneos les disminuiría sus ínsulas de dominio.
De ahí, entonces, la necesidad de fortalecer el área con mujeres y hombres que del tema conozcan a fondo, pues de lo contrario cada que haya vacaciones el Gobernador tendría que ocupar su tiempo en atender directamente el sector, como se dispone a hacerlo en los días por venir.
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
Correo: jusam_gg@hotmail.com