Innegable que AMLO es líder y símbolo de Morena, pero ya se va bajo promesa de no regresar. Ni siquiera mantendrá relación con el régimen encabezado por doña Claudia. Esto último es un decir, supone el columnista, considerando que de vez en vez habrá orientación o consejo sobre algún asunto en particular. Y habrá muchos, porque quiérase o no, quedará un vacío semejante a la partida del patriarca más querido y respetado de cualquier comunidad.
¿Qué sucederá después de septiembre?. He ahí el problema. Lo primero, que los mexicas nos acostumbremos a la ausencia de quién revolucionó la forma de hacer política. Sea a partir de objetivos de bienestar colectivo contrario a la maligna costumbre de beneficiar, antes que nada, a las minorías rapaces que por seis sexenios cuando menos, se apropiaron de la república, sus riquezas naturales y todo lo que significó negocio privado a la sombra del poder.
Ejemplo de esto último es lo publicado recién, relacionado con la brutal riqueza de Alejandro Moreno Cárdenas, ex gobernador campechano y virtual dictador del PRI donde desempeña el deshonroso papel de enterrador. De hecho, con la reelección ya lo mantiene al borde de la tumba. Basta un empujoncito y listo. Existen otros casos fáciles de identificar a lo largo y ancho del territorio.
El asunto es que AMLO se va dejando muchos huérfanos. Hablemos de Morena que está en la obligación de refundarse. No bastará con el cambio de dirigencia que quizá sea lo menos importante, sino del grado de conciencia adquirida por su militancia y la actitud de arribistas y aventureros (as). Hasta ahora lo que observamos es que la ambición se apoderó de la marca. Ni como negar la filtración de muchos(as) que hacen de la política la mejor inversión. En este sentido aquí en Tamaulipas, recorra los nombres de quienes navegan con la bandera morenista desempeñando diversos cargos administrativos y de elección y encontrará cada fichita con merecimientos para ser incluidos(as) en la lista de los más buscados(as) por la ley dentro y fuera del país.
Para decirlo pronto, Morena está invadido por la voracidad que empaña las buenas intenciones no solo de AMLO y Sheinbaum, sino de gobernadores como Américo Villarreal Anaya, que en verdad entienden que el camino de la justicia social debe estar empedrado de humanismo y solidaridad. De ahí que el partido en el poder deba ser “purgado” para expulsar a quienes no son dignos de pertenecer al proyecto transformador más importante de la post Revolución.
Doña Claudia es producto de los nuevos tiempos: moderna, poderosa, capacitada en el combate por la igualdad e intelectualmente preparada para asumir las responsabilidades más graves, sin embargo, no cuenta con el carisma y popularidad del actual Presidente a pesar de los más de 36 millones de votos obtenidos. Ella se hizo en el movimiento urbano, no en las comunidades indígenas o campesinas más olvidadas como sucedió con AMLO. De ahí la necesidad de contar con un partido que corresponda a los objetivos superiores de la nación.
Usted dirá que para eso estará la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, Pregunto: ¿cuántos diputados y senadores realmente están comprometidos?. Y a nivel regional ya sabemos que los políticos en buena medida son descarados, hipócritas, falsos y cínicos. Si Morena no les da lo que exigen, sin escrúpulos se van con el mejor postor. Y ni modo que sea invento.
SUCEDE QUE
El pleito en la futura legislatura local no es por el liderazgo sino por las comisiones, sobre todo las más jugosas…A propósito dicese que el relevo en la dirección del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes es inminente. Hasta es posible que Brenda Denisse de la Cruz López, acusada de despotismo, no regrese a su oficina transcurridas las vacaciones.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA