En días pasados hubo un colapso global de los sistemas de Microsoft y todo se detuvo por varias horas. Esta caída, de acuerdo con información proporcionada por expertos, fue provocado por una actualización defectuosa en un software encargado de ciberseguridad que protege infraestructuras. Tal como lo vemos en algunas ocasiones en nuestra computadora, una pantalla azul apareció en millones de sistemas, lo que paralizó diversos sectores, y actividades dentro de aeropuertos, bancos, aduanas y cruces fronterizos, se vieron afectados dejando a miles de usuarios sin acceso a servicios que consideramos básicos.
Este evento pone en evidencia la dependencia global de la sociedad a la tecnología actual y cómo las fallas informáticas, como las que se dieron, pueden desestabilizar sectores económicos e incluso nuestras finanzas personales y familiares.
Para aquellos que tenían planeado un viaje o salida de fin de semana, las afecciones implicaron retraso en vuelos, cancelaciones o interrupción de servicios, esto impactó a miles de viajeros y causó inconvenientes que significaron gastos adicionales imprevistos, como reprogramación de vuelos y hospedajes.
En cuanto al sector financiero, la caída de servicio digitales interrumpió el servicio de la banca en línea, cajeros automáticos y transacciones electrónicas. Lo que generó quejas e incertidumbre entres todos los usuarios de servicios financieros.
Es respecto a este último punto, donde las afecciones permean a nuestras finanzas familiares y tuvieron un impacto directo. Esto se debe a que muchos hogares no tuvieron acceso a sus cuentas bancarias, es posible que se haya recurrido a gastos adiciones para compensar la falta de servicios.
Y, evidentemente el no poder acceder a nuestros recursos económicos genera incertidumbre e incapacidad, lo que se traduce en estrés para las familias y hogares. Además, es posible que con la interrupción de los sistemas algunos sistemas de seguridad se hayan vulnerado y a su vez existe riesgo de ser victima de algún tipo de fraude.
Por tal motivo, es importante saber que existen algunas medidas que se pueden tomar desde los hogares para mitigar los efectos de próximas vulnerabilidades en los sistemas de informática.
Lo primero que se debe hacer es asegurar que los sistemas de seguridad de nuestros equipos y dispositivos estén actualizados; además de verificar la estabilidad de las actualizaciones que los proveedores ofrecen.
También, es vital mantener informado sobre las mejores prácticas para proteger nuestros datos y evitar fraudes. La forma más fácil es activar la verificación de autenticidad de dos pasos, ya sea por correo electrónicos o enlaces antes de proporcionar cualquier tipo de información.
Y, utilizar la tecnología como respaldo, es decir, considera recurrir a servicios de almacenamiento en la nube, de este modo es posible proteger nuestra información y mantener la continuidad si es que hay fallos en los servicios.
Es importante tener en mente que ante un entorno cada vez más digitalizado, este tipo de acontecimientos pueden no ser aislados y es necesario entender cómo las interrupciones en dichos servicios pueden afectar las finanzas personales y familiares, puesto que a medida que avanzamos hacia un futuro tecnológico es necesario recurrir a acciones proactivas que protejan nuestros recursos y garanticen la resiliencia a eventos imprevistos.
POR ANGÉLICA GONZÁLEZ