Si bien en la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) del INEGI aparece Nuevo Laredo entre las ciudades con una administración que sus habitantes consideran eficiente, el tema de la seguridad pública sigue siendo una preocupación para las autoridades de los tres órdenes de gobierno.
La muestra más clara de esto es el cierre indefinido de casi 200 establecimientos comerciales y de servicios -entre tiendas de conveniencia y gasolinerías-, que hizo sin dudarlo el poderoso grupo empresarial FEMSA.
A causa de la inseguridad, la compañía con sede en Monterrey decidió cerrar en forma inmediata 191 tiendas de su cadena comercial Oxxo y 7 estaciones de servicio de combustibles que opera en esa ciudad fronteriza.
Aunque no es la primera ocasión en la que una empresa opta por detener temporalmente sus actividades en una ciudad con un clima de inseguridad, no hay un antecedente de que hubiera ocurrido una situación igual con el cierre masivo de casi 200 establecimientos.
Por donde quiera verse, el asunto debería mantener preocupadas a las autoridades federales porque es una mala señal a quienes visitan esa ciudad fronteriza por asuntos de negocios o simplemente, de visita desde Estados Unidos.
Para el gobierno local de Nuevo Laredo también tendría que ser un tema de atención prioritaria, pues en la medida en que se coordine con la Federación para garantizar que la población, los visitantes y los inversionistas vean que hay un clima de seguridad, mejores resultados habrá en la promoción de esa ciudad como destino de inversiones privadas.
Particularmente ahora que en los siguientes meses se espera que entre en operación la nueva sede de la Agencia Nacional de Aduanas que se construye desde hace meses, es preciso que se garantice certidumbre y tranquilidad a agentes aduanales, transportistas y empresas globales dedicados a actividades del comercio exterior.
Vale la pena actuar rápido y con eficacia para evitar que sean en vano los esfuerzos que han venido haciendo el gobierno de Américo Villarreal y el Ayuntamiento de Nuevo Laredo para generar una imagen favorable a la ciudad, con la gestión para que se concreten proyectos de infraestructura urbana con recursos estatales y federales.
Si bien el asunto de la seguridad no es una responsabilidad de las autoridades locales, la coordinación con otros órdenes de gobierno sí entra en el ámbito de su competencia y de esa colaboración depende mucho el trabajo de vigilancia que se requiere para prevenir y combatir de la mejor manera todo tipo de delitos.
Cuando una empresa del tamaño de FEMSA decide cerrar casi doscientos establecimientos comerciales y de servicios, el mensaje a empresas y visitantes nacionales es negativo para cualquier ciudad. Indica que los empresarios no se sienten seguros y que lo pensarán muy bien antes de seguir arriesgando su capital.
Si una compañía tan grande, fuerte y representativa tiene que recurrir a esa medida para salvaguardar la integridad de su personal y sus propios activos, significa que las cosas no andan bien, por más que el INEGI o cualquier otra institución digan que sí.
La percepción de quienes ahí viven y de quienes invierten, pero temen seguir haciéndolo a causa de una seguridad que no tienen, es diferente a lo que diga cualquier encuesta del INEGI.
El cierre de tiendas Oxxo y gasolinerías en Nuevo Laredo ha generado preocupación entre los residentes y visitantes de la ciudad, porque es un hecho innegable que se vive en constante temor.
Por ejemplo, es bien sabido que el cierre de los establecimientos de la cadena de conveniencia Oxxo y gasolineras no solo afecta la disponibilidad de servicios básicos y empleos en la región, sino que se ha convertido en el mejor ejemplo de la falta de responsabilidad del gobierno federal para garantizar su seguridad a la población y las empresas.
Evidentemente el cierre se atribuye a la inseguridad, propiciada por la falta de interés del gobierno del compañero Andrés Manuel para combatir la comisión de delitos del fuero federal.
Es una de las consecuencias de repartir abrazos e impunidad en lugar de aplicar la ley.
El impacto del cierre de estas tiendas y gasolinerías de FEMSA se extiende más allá de la pérdida de servicios y empleos, ya que también afecta la economía local y la confianza en la seguridad de la ciudad.
¿Qué sigue? Indudablemente, que las autoridades y la empresa tomen medidas para abordar las causas de estos cierres y trabajen juntas para encontrar soluciones que garanticen la seguridad de la población y se genere un clima de confianza entre los inversionistas.
Actuar rápido va a ayudar a que dentro de unos meses se siga hablando Nuevo Laredo como uno de los polos de desarrollo económico más dinámicos de Tamaulipas y del país.
LA RESPUESTA FEDERAL
Justo cuando se daba a conocer la noticia del cierre de las tiendas y estaciones de servicio de combustibles de FEMSA, vino una respuesta del gobierno federal.
A través de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), las acciones se notaron con la llegada de 100 elementos de élite del Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano.
Los efectivos del cuerpo altamente adiestrado del ejército ya se integraron a las tareas de vigilancia en Nuevo Laredo, con el fin de reforzar el despliegue operativo existente en ese municipio.
¿Qué significa la llegada de ese contingente? Que ya se nota la coordinación, pues las unidades de Fuerzas Especiales se destacan por su capacidad de despliegue rápido, movilidad y eficacia en la generación y explotación de productos de inteligencia. Eso va a servir mucho.
ESCOTILLA
En contraste con lo que pasa en Nuevo Laredo, Tampico sigue siendo una de las ciudades más seguras del país y la que mejor percepción tiene en Tamaulipas, en este rubro. Pero de eso hablamos después.
POR TOMÁS BRIONES
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