La lucha por la autonomía sexual y reproductiva en Tamaulipas es encabezada por colectivas feministas que han encontrado diferentes formas de organizarse para garantizar una red de apoyo a las mujeres que lo requieran.
A través de la colectiva Mujer Manglar, en Tampico, Martha de la Cruz López, una de sus integrantes, ha dedicado ya buena parte de su vida a acompañar a mujeres en situaciones de aborto, brindándoles apoyo y orientación en un contexto donde aún prevalece el estigma y la persecución.
«Desde nuestra colectiva, acompañamos diversas luchas de las mujeres, incluyendo su autonomía sexual y reproductiva. Hacemos acompañamientos de aborto y apoyamos procesos de violencia de género, entre otros», explica Marta, de 46 años.
El proceso de acompañamiento comienza generalmente con un mensaje en redes sociales o directamente a su teléfono.
«Todo empieza con ese mensaje de ‘Amiga, estoy embarazada, quiero asesoría’. Lo primero que hago es presentarme y crear un ambiente seguro, libre de estigmas», relata Martha. Luego, realiza una serie de preguntas para entender la situación médica de la mujer y asegurar que no haya complicaciones antes de iniciar el proceso con medicamentos. «Les hago saber que es un espacio seguro, que las preguntas que hago son para elegir la mejor manera de aplicar el protocolo», añade.
Una vez que se establece un perfil médico claro, se acuerda cómo conseguir el medicamento, ya sea que las mujeres lo obtengan por su cuenta o que la colectiva se los proporcione.
«El proceso se realiza a distancia, lo cual es conveniente tanto para nosotras, que hacemos esto de manera gratuita, como para ellas, que pueden hacerlo en la comodidad de su casa», comenta Martha. Durante todo el proceso, mantiene un contacto constante, monitoreando y brindando tranquilidad. «Les explico los síntomas que pueden esperar y respondo a sus preguntas para que se sientan seguras», explica.
El acompañamiento, aunque suele ser virtual, se convierte en un apoyo esencial para las mujeres. «El momento más satisfactorio es cuando logramos la expulsión sin complicaciones. Saber que todo salió bien y que pudimos acompañar a una mujer en un momento crucial de su vida es muy gratificante», confiesa.
Sin embargo, también hay momentos difíciles. «Cuando ellas tienen dudas o se sienten culpables, desearía poder estar ahí físicamente para darles más apoyo emocional», admite.
La preparación de Martha y otras acompañantes ha sido fundamental.
«He participado en varias capacitaciones, tanto locales como nacionales, donde compartimos experiencias y aprendemos unas de otras. Aunque los protocolos están disponibles en Internet, las experiencias reales son las que realmente nos enseñan y nos preparan», explica. También ha tenido la oportunidad de ser capacitadora, lo cual considera muy enriquecedor: «Siempre se aprende algo nuevo».
La colectiva Mujer Manglar atiende un promedio de cinco a seis mujeres por semana, lo que se traduce en unas 20 mujeres al mes.
«En Tamaulipas, hay muchas mujeres que están abortando en este contexto de clandestinidad e ilegalidad, pero lo están haciendo», asegura Marta. «Nosotras acompañamos un promedio de entre cinco o seis mujeres por semana. Al mes, estamos hablando de un promedio de 20 mujeres, pero por ejemplo, en el norte están las chicas de Matamoros Decide y ellas la última vez que nos compartieron nos decían que acompañaban un promedio de 100 mujeres al mes”.
La motivación de Marta para dedicarse a esta labor viene de su propia historia. «Hace 25 o 26 años, acompañé a una amiga en su aborto y, más tarde, tuve que pasar por un aborto yo misma en un contexto de mucho miedo y estigma. Esa experiencia me marcó y me hizo darme cuenta de lo necesario que es el acompañamiento», comparte. El boom del feminismo en las redes sociales también jugó un papel crucial al visibilizar que podíamos tener procesos seguros en casa y acompañarnos mutuamente. «Dije: ‘Tengo que hacerlo’. Primero con mucho miedo, dudé un poquito en hacerlo, pero luego me decidí», recuerda Marta.
«Quiero destacar que toda mujer que decide abortar merece los mismos cuidados y atención que aquella que decide parir. Esa es nuestra misión en Mujer Manglar, y seguimos trabajando para que cada mujer tenga un proceso seguro y acompañado», concluye Marta.
La labor de Martha y la colectiva Mujer Manglar busca hacer la diferencia en la vida de las mujeres, especialmente en contextos adversos.
«Saber que pudimos estar ahí para esa mujer que quizá lo hubiera hecho sola y hubiera tenido todo el miedo del mundo, y saber que lo hizo acompañada, seguramente con mucho miedo también, pero con una mano cerca para agarrarse, es muy gratificante», reflexiona Marta. «Hacer real el ‘no estás sola’, es lo bonito y sobre todo que ellas realmente lo sientan así».
Karen Lucero Salas Arán
Expreso-La Razón