El Banco de México anunció la segunda disminución en el año de las tasas de interés, alcanzando el nivel de 10.75 por ciento. La primera disminución se observó en el mes de marzo, la cual pasó de 11.25 por ciento a 11 por ciento. En ese momento, la disminución de las tasas obedecía a una importante desaceleración de la inflación.
En esta ocasión, la decisión del Banco de México de disminuir las tasas de interés se toma en un escenario muy cuestionable, debido a que la tasa de inflación no se ha logrado estabilizar y, por el contrario, en el último creció.
El mercado de bienes y servicios, en conjunto con el mercado financiero, tomaron por sorpresa la decisión del Banco de México. La mayoría de los analistas consideraron que las tasas permanecerían sin cambio, dado el momento complejo que atraviesa el nivel de precios en el país.
Las presiones externas jugaron un papel importante en esta decisión de bajar las tasas. Por un lado, la disminución de precios en Estados Unidos, pero por otro, también a la depreciación del peso mexicano debido a latente contracción de la economía norteamericana y la incertidumbre en los mercados asiáticos.
También se observaron presiones internas, tales como las reformas federales que ha impulsado el ejecutivo, han generado incertidumbre al capital extranjero. La incertidumbre política provocada por los resultados de la última elección federal ha generado una fuerte presión sobre el tipo de cambio, debido a que no hay contrapesos en las decisiones de política pública que se proponga en el siguiente sexenio.
En este sentido, es importante que se trabaje en una propuesta de política económica de mediano y largo plazo, con el propósito de enviar certidumbre a los inversionistas extranjeros. Además, esta propuesta debe ser prioritaria, dado que se deben reactivar los proyectos de inversión extranjeros que están por realizarse en México, en particular, los proyectos de inversión vinculados a la industria automotriz.
La depreciación de la moneda nacional frente a los mercados externos ha sido el principal factor que provocó la decisión de disminuir las tasas de interés en México. Esto es debido a que la depreciación de la moneda genera un impacto en los insumos de los productores que utilizan bienes y servicios importados.
Al final de cuentas, la decisión del Banco de México se situó en asumir uno de dos posibles costos: dejar la tasa de interés sin cambio para mantener la inflación y dejar que la moneda nacional se deprecie; o bajar la tasa de interés para apreciar la moneda nacional y el efecto inflacionario fuera menor. Los próximos meses serán claves para definir si la decisión fue correcta. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PÉREZ CRUZ