No obstante los ajustes finales aplicados por el consejo del IETAM a las asignaciones de diputaciones de representación proporcional del próximo congreso de Tamaulipas, Morena y sus partidos políticos aliados serán una aplanadora legislativa.
De acuerdo con el reparto dado a conocer ayer, el partido de la 4T tendrá 18 diputados por los principios de mayoría y plurinominales, 26 incluidos los de las agrupaciones afines, el PAN siete, el PT, cuatro, el Verde cuatro, el MC dos y uno el PRI.
Eso quiere decir que ni sumando las siete curules del PAN, las dos del Movimiento Ciudadano y una del PRI, le alcanzarían a la oposición para frenar las eventuales propuestas de los partidos de la cuarta transformación.
Con esa supremacía, el partido de AMLO y amigos podrán modificar, derogar y aprobar las iniciativas y reformas constitucionales que considere pertinentes en los próximo tres años de la 66 legislatura estatal.
Entre las cuales seguramente figuran la eliminación de los candados legales aprobados por el congreso tamaulipeco en el sexenio del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca para atarle las manos a su sucesor Américo Villarreal y evitar la remoción de sus fiscales, como Irving Barrios, que dejó en el cargo para que le cuidaran la espalda al término de la administración.
A partir del uno de septiembre, fecha en la que asumirán las posiciones los integrantes de la nueva legislatura tamaulipeca, los días de los cabecistas que lograron sobrevivir a la derrota estarán contados y aquellos que cometieron irregularidades y no cuenten con la protección del fuero constitucional, serán llevados ante la justicia.
El temor es tal, según se comenta en los círculos políticos, no es remoto que algunos de los legisladores electos albiazules no se presentaran a rendir la protesta de ley.
La única priista que logró asegurar un lugar en la legislatura entrante fue la dirigente estatal provisional, Paloma Guillén Vicente, quien, como el jerarca nacional, Alejandro Moreno, será testigo presencial del trágico final del otrora poderoso partido hegemónico de México, ahora en desgracia.
Mientras tanto, la Unión de Voceadores de Tampico, que encabeza Héctor Molina Cepeda, reconoció ayer la labor realizada por el alcalde Chucho Nader durante los seis años que estuvo al frente del gobierno de la ciudad.
A lo largo de ese periodo, el puerto jaibo logró una profunda transformación en la infraestructura urbana, social y turística, que generó un intenso dinamismo económico en los diferentes sectores productivos. Durante el encuentro, el titular del ayuntamiento expresó: “Hoy puedo decir con enorme satisfacción que cumplimos nuestra palabra, pusimos a Tampico, como ejemplo y modelo de resultados”.
Pero en tanto que el alcalde tampiqueño agradecía el reconocimiento de los voceadores, su sucesora, la alcaldesa electa, Mónica Villarreal, afirmó que trabajará en coordinación con las autoridades de salud para brindar a la población porteña servicios médicos de calidad.
En un recorrido que, en compañía del delegado de los programas del ramo del Estado, Luis Lauro Reyes, realizaron para supervisar el programa “La Clínica es Nuestra” en la Unidad de Salud IMSS-Bienestar de la colonia La Borreguera, la futura presidenta se comprometió a ser la voz del personal de la institución médica a los que ofreció que cuenten con ella en todo los que se les pudiera ofrecer.
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