En recuerdo de mi querido amigo y compañero Benito García Islas. Ejemplo de buen periodista: honorable, trabajador y de invariable vocación social. Fuerte abrazo a su estimada familia.
En unas horas empezará a escribirse el segundo capítulo de la Cuarta Transformación bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum. Es el siguiente paso donde ha de magnificarse la revolución de las conciencias como generadora del empoderamiento popular. En este sentido ni como negar que los próximos seis años serán cruciales para fortalecer la soberanía y el despegue definitivo hacia estadios superiores en todos los aspectos.
México dejó de ser un país “bananero” gracias a AMLO que rescató la dignidad después de 36 años de gobiernos sometidos al capital privado nacional e internacional. Es una realidad que los gringos, por ejemplo, se resisten a aceptar a pesar de las evidencias respecto de que la república cobra valor portando como escudo el humanismo proveniente de culturas, valores y por supuesto la historia originaria que, a pesar de invasiones, explotación y robo, permanece sin mancha siendo referencia para la construcción de la nueva república.
Las generaciones venideras tendrán el privilegio de disfrutar el futuro que se vislumbra bajo objetivos de mayor bienestar, igualdad y justicia después de que AMLO mandó a la alcantarilla al sistema neoliberal maligno, perverso, corrupto y traidor. Estamos ante el gran momento y qué bien que nos toca vivirlo.
Por derecho y esfuerzo propio, México ya no es colonia de ningún poderoso. Ello sorprende a organismos y gobiernos extranjeros acostumbrados a saquear contando con la complicidad de la minoría rapaz incrustada en el PRI y el PAN. No es coincidencia que los ex presidentes traguen con singular gusto las heces de sus amos: Vicente Fox saboreando el excremento de los vecinos, al igual que Ernesto Zedillo, mientras Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto lo hacen con la materia fecal de España. Les gusta y piden más.
A ellos, (as) como a muchos otros(as) nietos(as) de Porfirio Díaz, no gustó que doña Claudia ignorara a Felipe V1. No lo quiso en su toma de protesta por la negación a reconocer los abusos cometidos contra los antiguos mexicas. El cornudo monarca no acepta las masacres que minaron la población indígena, tampoco la incineración de miles ordenadas por inquisidores asesinos, protectores de reyes y virreyes aliados con el demonio; mucho menos aceptan el saqueo de metales preciosos que alentó la voracidad gachupina pretendiendo convertirse en los dueños del mundo, solo que Inglaterra y Francia se encargaron de poner a la iberia en su lugar. La primera enviando su flota “invencible” al fondo del mar y la segunda colocándole la bota en el cuello e imponiéndole a José Bonaparte como rey. Por otra parte, de nada valió a España apoyar las guerras del Vaticano con la riqueza extraída de nuestro subsuelo. De cualquier forma, sus gobernantes seguirán yéndose al infierno.
El asunto es que con AMLO México es diferente y mejor será con Claudia Sheinbaum, mujer que por decisión mayoritaria continuará la gran obra humanista, de bienestar y justicia social emprendida por quien ahora se retira en silencio, llevando en sus maletas el agradecimiento eterno de millones de familias que lo extrañarán por su honestidad, modestia, humildad y amor hacia los pobres. Y ni modo que sea invento.
SUCEDE QUE
En la alcaldía de Coyoacán de la CDMX cambiaron el nombre a una colonia llamada “Gustavo Díaz Ordaz”. Ojalá en Tamaulipas pasara igual con el municipio fronterizo que arrastra la misma vergüenza desde 1968, cuando gobernaba Praxedis Balboa quien obviamente, quiso quedar bien con el genocida ex presidente de triste memoria.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA