CIUDAD VICTORIA, TAM.- El autobús frenó repentinamente en tres ocasiones, y los pasajeros despertaron de su ligera siesta entre gritos y exclamaciones de terror.
La enorme unidad de dos pisos empezó a zigzaguear de manera violenta y salió de la carpeta asfáltica, pero el chófer pudo controlar el volante, evitando que volcaran.
El camión quedó embancado entre los matorrales. Los viajantes se auxiliaban unos a otros, en tanto que un bebé lloraba. En el pasillo quedaron tiradas un par de mochilas y varias bolsas.
El autobús apagó el motor y el operador subió al segundo piso preguntando si alguien había resultado herido. Solo un señor de la tercera edad se golpeó la frente. Más asustado que herido, el Caminante preguntó a su esposa si se encontraba bien, por fortuna resultó ilesa. Varios pasajeros bajaron de la unidad entre la oscuridad de la madrugada, para saber qué había sucedido.
De pronto volvieron a chirriar llantas y un fuerte impacto se escuchó en la oscuridad. Sobre la carretera, una camioneta de reparto se estrelló contra un coche Chevrolet Beat que previamente había arrollado a una vaca, y que era la razón por la que el operador del autobús había dado el volantazo y perdido el control, saliéndose del camino. Varios pasajeros corrieron a auxiliar al chófer de la camioneta de reparto, quien descen
dió caminando torpemente “nomás de pronto me topé con el carrito y ya no pude ni frenar a tiempo” dijo el hombre quien corrió con buena suerte pues solo se había lastimado un pie. No pudo decirse lo mismo de la mujer que conducía el automóvil, quien quedó prensada tras el volante, y qué decir de la res, que murió al instante y yacía semi despedazada en el asfalto. Los presentes trataron de rescatar a la mujer en el Chevrolet, pero la puerta estaba atorada.
De pronto se volvió a escuchar un rechinido de llantas, está vez de una camioneta Ford Edge, y todos salieron despavoridos, pues unos segundos después, esta última unidad se impactó de lleno con la camioneta de reparto. El crujir de fierros se escuchó espantosamente, al quedar ambas camionetas destruidas por el brutal encontronazo. En la Ford Edge viajaba un grupo de empleados de una tienda departamental aun vistiendo sus uniformes con los logos a la vista. De ese vehículo descendieron tres hombres y una mujer, y frente al volante quedó aprisionado el chófer, un joven de alrededor de 25 años. Para entonces, ya alguien había llamado a los cuerpos de rescate.
La situación era grave, la mujer en el Beat que embistió a la res perdió la consciencia y el chófer de la Ford Escape presentaba fracturas expuestas.
El ulular de las sirenas se empezó a escuchar a lo lejos. Primero llegaron dos camionetas de la Guardia Nacional, quienes colocaron señales a 10, 20 y 30 metros de ambos sentidos de la carretera para alertar a los automovilistas del múltiple percance, y ordenaron a los presentes a retirarse hacia la orilla de la carpeta asfáltica pues aún se corría el riesgo de un nuevo accidente.
Tres ambulancias, dos de la Cruz Roja y una más de protección civil de San Luis Potosí capital se presentaron, así como un camión de rescate urbano del cuerpo de bomberos. Lo primero que hicieron fue desconectar las baterías de los autos pues al haber olor a gasolina, la probabilidad de un incendio o explosión era muy alta. Los bomberos iniciaron la extracción de la mujer prensada en el Chevrolet Beat usando las herramientas hidráulicas conocidas como “Las quijadas de la vida” para trozar la carrocería del mini auto y sacar a la mujer que empezaba a convulsionar
La circulación en ambos sentidos de la carretera se hallaba interrumpida y una larga fila de luces, amarillas y blancas, se extendió por varios kilómetros de cada lado. El primero en ser inmovilizado y puesto en una camilla rígida fue el chófer de la Ford Edge, quien fue entablillado de ambas piernas y un brazo a causa de sus fracturas. Minutos después, la mujer fue extraída de su auto compacto y en una ambulancia de protección civil potosina fue trasladada a un hospital.
El conductor de la camioneta reparto también fue llevado a un nosocomio, pero en el coche de una aseguradora. Habían pasado dos horas desde el primer impacto, cuando llegaron varias grúas para remolcar a los tres vehículos involucrados y una camioneta se ocupó de levantar lo que quedó de la res que murió atropellada.
El cielo empezaba a clarear cuando con la ayuda de una de las grúas lograron desatorar el autobús para que pudiera continuar con su trayecto. Es increíble cómo todo puede cambiar en un instante, la vaca pudo haber sido embestida por cualquier vehículo, incluso el autobús donde viajaban el Caminante y su esposa. Demasiada pata de perro por esta semana.
Por Jorge Zamora