El Festival Internacional de la Costa del Seno Mexicano no es simplemente la expresión cultural más importante de Tamaulipas, pues significa también un sólido vínculo para avanzar en la transformación del estado y contribuye al restablecimiento pacífico de la vida pública, como se ha visto durante los eventos ofrecidos a la comunidad en esta su XXII edición
En los dos sexenios anteriores, desgraciadamente, fue cancelada esta fiesta por los entonces gobernadores Egidio Torre Cantú y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, porque ambos como los entonces funcionarios del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), se mostraron más proclives a la regresión, anarquía, corrupción y la apatía, antes de atender, puntualmente, ésta su responsabilidad de promover la cultura, bajo el entendido de que al poder nunca lo consideraron para servir a sus semejantes, sino para ellos servirse.
Durante esos años de olvido a la cultura, prácticamente relegaron esta fiesta siendo que Tamaulipas es una entidad con conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres plenamente reconocidas en el territorio nacional y allende sus fronteras.
Ese desprecio, obviamente, encontró su origen en la notoria carencia de facultades intelectuales que identificó a los ex servidores públicos, que nada positivo hicieron con el tema cultural, pero si le causaron daño grave al malgastar los recursos públicos o, simplemente, desviarlos.
El año que nos antecede, al reestablecerse la celebración del Festival, hubo mano negra de políticos retrógradas que dieron en boicotear la XXI edición del evento, forzando a los alcaldes afines al ex gobernador panista a no permitir la ejecución de eventos pese a estar programados, como fue evidenciado en tiempo y forma.
Los conspiradores de tal ruindad, según me informaron, en esa época, acataron instrucciones de Francisco Javier García Cabeza de Vaca para la intimidación de munícipes, personalmente o a través de esbirros suyos, para que estos no respetaran lo convenido con el gobierno estatal respecto al festival.
El ejemplo más claro se dio en San Fernando por parte de la entonces alcaldesa Maybella Lizeth Ramírez Saldívar, al sumarse ésta al sabotaje no permitiendo la celebración de ningún evento cultural.
Y eso que, en aquél entonces recibía apoyos y trato especial por parte del gobernador Américo Villarreal Anaya, en beneficio de la comunidad que decía representar, lo que hizo suponer que el fondo era impedir cualquier acción encaminada a la reconstrucción del tejido social.
Entre los entonces munícipes sumados al complot, aparecieron los de Ocampo, Tula, San Fernando, Mante, Antiguo Morelos), Nuevo Morelos, Llera, González, Bustamante y Xicoténcatl.
Esos conspiradores, afortunadamente ya fuera del presupuesto, quizá no consideraron que su vileza dañaba y perjudicaba a los ciudadanos al privarlos de la fiesta y la cultura; y si lo hicieron deliberadamente fue porque nunca se destetaron de la vaca.
Sin embargo, hoy las cosas son diferentes. Hay alegría poblacional.
A los eventos de la XXII edición del Festival Internacional de la Costa del Seno Mexicano, en tan solo cuatro días han acudido más de 26 mil personas, siendo testigos de las múltiples expresiones culturales que han inundado Tamaulipas.
Y con este éxito se demuestra que la cultura tiene el poder de unificar comunidades.
Así, bajo el período gubernamental de Américo Villarreal Anaya, la cultura llega a municipios rurales, donde en el pasado el cobijo de la cultura pocas veces había llegado por parte de alguna autoridad gubernamental; y ahí se vive y se siente esta fiesta
En Soto la Marina –por citar un ejemplo–, 400 personas disfrutaron del homenaje a la música norteña del Grupo Tacto.
Lo mismo sucedió en Mier, donde 250 habitantes se congregaron en la Plaza Juárez para disfrutar del baile de salón del Cuadro Club.
En esta capital, el Teatro Juárez ha tenido asistencia del 100 % en cada una de las presentaciones, lo que es indicador de que la ciudadanía está ávida de actividades culturales que enriquezcan su entorno y eleven su calidad de vida.
Los eventos gratuitos marcan una diferencia real y duradera en la vida cotidiana de las personas, revitalizando su identidad y orgullo local.
Con ello Tamaulipas demuestra ser una entidad llena de entusiasmo cultural, reflejo de una sociedad que busca espacios de sana convivencia y crecimiento personal.
Huelga decir que el gobernador, al recuperar el Festival ha acertado al impulsar una iniciativa que brindan oportunidades culturales que no solo enriquecen la vida de los tamaulipecos, sino que también proyectan una imagen positiva y humana del estado.
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
Correo: jusam_gg@hotmail.com