Durante el sexenio de EGIDIO TORRE CANTÚ se colocaron Torres de Pánico, un negocio jugoso para una empresa y como siempre algunos sinvergüenzas que hacen de la seguridad su gran negocio.
Ellos desaparecen y aparecen en cada sexenio, jamás nerviosos por el cambio de mando, siempre saben cómo llegar y acercarse para ofrecer negocios de la anhelada seguridad.
En el 2013, instalaron 43 torres de pánico en ciudad Victoria, como parte inicial de un proyecto que se extendería a toda la entidad.
Nunca funcionaron, puesto que el software con el que trabajaron jamás trabajaron correctamente.
Las torres de pánico costaron casi diez millones de pesos, pero formaban parte de una inversión de más de 105 millones de pesos, en los que se contemplaron cámaras de videovigilancia.
La calidad de las cámaras fue tan deficiente que nunca detectaron a presuntos delincuentes y de actos criminales.
Las fallas de las torres de pánico y la video vigilancia fueron evidentes, jamás se conocio que existieran reportes de llamadas de auxilio.
En las torres de pánico, además existía la posibilidad de que los ciudadanos se conectarán de manera gratuita al internet, pero fallaban tanto que no servían ni siquiera para mantener una conversación romántica.
Las torres eran un poste con una cámara con una herramienta adicional, un botón de emergencia desde el que se podía lanzar una alarma para pedir ayuda en delitos como robos y otros.
Cuando se accionaba, se suponía que de inmediato se mandaba una alerta al personal del C-4 para que hagan un seguimiento a través de las cámaras de videovigilancia y dar aviso de inmediato a las patrullas más cercanas donde se cometió el delito. Este fraude jamás se castigó.
En el sexenio del ex gobernador FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA se firmó un contrato con la empresa Tres-10 por un monto de 4 mil millones de pesos, lo que implicaba un pago mensual de 67 millones de pesos.
Esos recursos dejaron de pagarse en el sexenio de la Cuarta Transformación, pues fue detectado por diputados del Congreso Local, donde decidieron echar abajo el contrato al detectar irregularidades.
La empresa recibió un contrato transexenal en las mejores condiciones, por lo que para echarlo abajo se tiene que hacer una negociación, pues una de las clausulas incluía una ventajosa condición, cortesía del gobierno panista.
Ahora prevén nuevamente la instalación de cámaras de vigilancia en la entidad, botones de pánico en autobuses y en las tiendas Oxxo, pero además de proveer servicios adicionales para los comerciantes en la entidad, a los que ofrecen mayor vigilancia.
El proyecto se encuentra muy avanzado, de los 4 mil millones de pesos por la video vigilancia que le quitaron a la empresa cabecista Tres 10 representará un ahorro de cientos de millones de pesos anualmente.
El contrato se dejó de pagar en los años 23 y 24, pero el daño ya estaba hecho.
Este fue otro fraude que se cometió bajo la sombre del temor y el pánico de una sociedad que exige mayores condiciones de seguridad.
En el esquema de las autoridades responsables de la seguridad en Tamaulipas no le inventaron mucho que digamos, otra vez los mismos negocios, las cámaras de vigilancia, botones de pánico y otras acciones.
Nos preguntamos lo mismo, puesto que en el presente hay presente dos ex funcionarios de esas administraciones, es un hombre y una “mataviejitos”.
Es la historia de cada sexenio con personajes que toman el pelo y son capaces de negociar hasta lo impensable.
Bueno, por hoy es todo.
Adiós y aguas con los patinazos…
POR JUAN ANTONIO MONTOYA BÁEZ
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