CIUDAD VICTORIA, TAM.- El Caminante se hallaba muy ocupado esa tarde tratando de reparar un taladro en el patio de su casa. El aparato, “de buenas a primeras” dejó de funcionar y decidió echarle un vistazo. Para su fortuna, el problema se reducía a cambiar los carbones o “escobillas” de la herramienta eléctrica. Cuando estaba a punto de conectarlo a una extensión, una voz lo sacó de sus diálogos mentales.
– Oiga voy a quitar el suministro – dijo un hombre como de 25 años con chaleco y lentes, mientras retiraba un medidor de la luz – ¿Que va a qué? – preguntó el Caminante mientras terminaba de ensartar la clavija en el contacto.
– Que le voy a cortar la luz – respondió el jovenazo maniobrando el electrómetro. – ¡Ah chingá! ¿Y por qué? – dijo el andarín reportero torciendo la cabeza hacía la izquierda – ¡Pues porque no pagó, amigo, ¿Porqué más habría de ser? – murmuró entre dientes el empleado de la CFE – Pos córtela… ¿a mi qué? – ¡Ah oséa! ¿No le importa quedarse sin luz? – Ah pos claro que me importa pero no me preocupa porque yo si pagué mi recibo y ese medidor que tiene entre las manos es el de mi vecina.
El hombre volteó y se dió cuenta de que efectivamente el medidor que había extraído y desconectado estaba posado sobre el muro de Doña Crescenciana (Doña Chana, para los cuates) – Por ahí hubiera empezado mi buen – contestó entre risas el hombre.
De pronto un alarido inquietante se escuchó a tres metros de distancia – ¡Doña Chanaaaa! ¡Le están cortando la luuuuz! El grito desesperado de alerta fue emitido por Lourdes, una madura señorita soltera muy apreciada en el barrio y conocida por organizar tandas y vender zapatos por catálogo.
Doña Chana salió de su casa como si se estuviera incendiando, dando tremendos chanclazos y con el cabello embarrado con el tinte en crema. – ¡Oiga no me la corte, ahorita voy y pago no sea malito! – Dijo la mujer con una expresión de angustia lacerante en el rostro – ¡Uy señito, ya no se puede! además yo traigo la orden de corte desde hace tres días… pero pues pague antes de que se atraviese el fin de semana… o van a tardar en venir a reconectársela.
Doña Chanita regresó al interior de su casa molesta y a la vez desconsolada. El Caminante se echó la platicada con el empleado de la paraestatal, quien ya en confianza le comentó que ha habido ocasiones en que los usuarios se han llegado a poner violentos, pues se resisten a la tarea del corte.
“En algunas colonias, sobre todo las que esta pegadas a la sierra, es un broncón ir a hacer la chamba allá, una vez de plano me sacaron la pistola y tuve que retirarme” cuenta Daniel quien tiene relativamente poco tiempo laborando en la CFE.
El ingeniero le explicó que existen varias maneras de cortar la luz, puede ser desconectando la línea físicamente, (cortas y encintas) o poniendo una funda aislante en la base del medidor y en los aparatos mas modernos, se hace de manera remota y la reconexión se activa usando la tarjeta inteligente. Aquellos que se reconectan a la brava, pueden tener desde sanciones leves hasta cargos penales, pues es un delito federal. Y peor aún, quienes tienen la osadía de ‘colgarse’ usando ‘diablitos’ pueden ir a la de cuadritos un buen rato pues según la legislación vigente, cuando no se tiene contrato de la CFE para recibir el servicio de energía eléctrica; el usuario no tiene medidor de luz o se instala algún elemento que altere el medidor, se pueden recibir sanciones penales, como de 3 a 10 años de prisión para las personas directamente involucradas.
Y si el fulano que esta ‘colgado’ del cable sin permiso, usa la luz para algún negocio o taller, el delito se convierte en fraude y ahi si que es ‘tambo’ seguro. Lo curioso es que, como este último caso hay muchos, tal vez cientos en la mancha urbana y son prácticamente visibles, según explicó el amigo. El camarada de la CFE se despidió del Caminante y siguió su jornada aplicando ‘machete’ a los morosos. En cuanto se alejó, se acercó un conocido de Doña Chana y en un dos por tres, volvió a conectar el medidor retirando la funda aislante. La doñita se puso muy alegre al ver que su amigo le había regresado el suministro usando trampas y hasta se lo presumió al Caminante. Ojalá que esto no le acarree a Doña Chana un ‘multón marca satanás’ en el próximo recibo. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA