CIUDAD VICTORIA, TAM.- El 2 de mayo de 1832 contrajeron matrimonio en Matamoros, el comerciante Fernando González Lerma y Eusebia Flores (1814- 1846). Él tenía 21 años y había nacido en Cerralvo, Nuevo León; siendo su padres don Cayetano González y doña Estefana Lerma.
Por su parte la joven esposa era hija de don José María Flores y de doña Josefa Garza Capistrán, nativos de esa villa tamaulipeca. Producto de esa relación, el 18 de mayo de 1833 nació el rancho El Moquete, a orillas del rio Bravo, José Manuel Refugio González Flores.
Más tarde el matrimonio procrearía a Luis, Pablo y Andrés. Difícil Infancia Los primeros años de vida de Manuel González transcurrieron en el rancho matamorense que lo vio nacer. Por su parte su padre, don Fernando, con el grado de coronel, había peleado a favor del federalismo bajo las órdenes de Antonio Canales y Macedonio Capistrán. Contaba apenas con 13 años de edad, cuando se vio obligado a participar en su primera acción de guerra, pues en 1846 los norteamericanos habían invadido el territorio nacional. Su Padre era coronel de la Guardia del Estado de Tamaulipas y fue comisionado para organizar la defensa de Matamoros: Manuelito combatió a su lado en la garita de San Fernando, el 18 de mayo, acción en la que el coronel murió desangrado tras recibir una bala en la garganta.
Al morir su padre, la familia dejó El Moquete y se trasladó otra vez a Matamoros, viviendo con un pariente materno llamado Manuel Garza. Dos meses más tarde, sufriría también la pérdida de su madre. Los huérfanos fueron acogidos por su tío Pablo Campuzano.
Manuel realizó estudios de primaria durante año y medio, bajo la dirección del profesor Pedro Hoyos, pero para sobrevivir, tuvo que dejar la escuela para ingresar como mozo a la tienda de abarrotes de su tío llamada “Tendajo de los Arrieros”.
Ingresa a la milicia activa. En 1850 se inscribió a la Guardia Nacional de Matamoros, y al mando del general José Ma. Carbajal combatió a unos filibusteros, quienes fueron derrotados al intentar asaltar la villa.
Por su actuación, González fue ascendido a cabo, y después a sargento primero de la primera compañía de la mencionada Guardia. En 1852 el sargento González no estuvo de acuerdo con la postura del presidente de México, y secundó el Plan de Jalisco de Blancarte, junto con Ramón Quintana. Durante esos días participó en combates diarios contra las fuerzas federales que asediaban Matamoros.
Entre 1853 y 1855 peleó en el ejército de Antonio López de Santa Anna, alistándose al primer Batallón de línea con el grado de subteniente, nombramiento que rechazó pues quería comenzar su carrera militar desde abajo, como soldado raso. Poco después fue nombrado Primer Veterano de la 2ª Compañía del Batallón de Línea, y más tarde sargento segundo de la Compañía de Cazadores. Cuando el presidente Santa Anna tuvo que salir huyendo del país tras la revolución de Ayutla, el Batallón de Línea fue enviado a proteger la guarnición de San Juan de Ulúa. Estando en ese lugar, Manuel González fue ascendido a subteniente por haber logrado someter a los desleales del baluarte de San Pedro.
FUE SOLDADO DEL EJÉRCITO CONSERVADOR
En 1856 se unió a las fuerzas conservadoras del teniente coronel del 11° Batallón, Miguel Miramón, que peleaba contra Ignacio Comonfort. Durante esos años dirigió como jefe la batalla de Ocotlán, por la que fue ascendido a teniente efectivo.
Para celebrar su ascenso, participó en los combates de Puebla y fue hecho prisionero; permaneciendo 9 días, después de los que logró fugarse a Izucar de Matamoros. Ascendido a capitán, rápidamente organizó en el sur de Puebla el Batallón de Tlapa, con el que combatió en esas regiones. Eran los tiempos de pugnas entre liberales y conservadores.
Las batallas contra los liberales prosiguieron y en una de tantas refriegas, fue herido en el pecho en Amozoc, razón por la cual tuvo que regresar a Tamaulipas, y desde allí se unió al Plan de Tacubaya que llevó a la presidencia a Félix Zuluaga.
Una vez recuperado, fue enviado a participar, bajo las órdenes de José Ma. Cobos, en el sitio de Oaxaca. En el momento en que se celebraba la batalla de Tehuantepec en contra de las fuerzas liberales comandadas por Porfirio Díaz, el capitán González cayó herido de gravedad y fue perseguido hasta Jamiltepec. Recuperado otra vez, obtuvo varias victorias en subsecuentes batallas.
Tras tomar Rinconada de Santa Cruz, el presidente Miramón lo ascendió a comandante del 9° Batallón de línea. La cosecha de triunfos para el tamaulipeco seguía y tras la batalla de Tamazola, obtuvo en enero de 1860 el grado de teniente coronel.
El 5 de agosto de ese año, fue derrotado por Díaz en la cordillera sur de Oaxaca. Cambio sus ideales políticos por defender la patria. Después de finalizar la guerra de Reforma, González regresó a Matamoros, donde vivió junto a su esposa Laura Fernández de Arteaga Mantecón, a quien había conocido durante su estancia en el centro del país. Al sobrevenir la intervención francesa, decidió acogerse a la amnistía decretada por el presidente Juárez. En 1863, bajo la dirección del general Porfirio Díaz, participó en el sitio de Puebla, donde fue herido en una pierna y hecho prisionero. Junto a su futuro compadre, logró escapar y fue nombrado por Juárez coronel de la 3ª Brigada de Infantería. De ahí en adelante, jamás se separaría Porfirio, quien primero fue su enemigo y después su mejor amigo, siendo protagonistas ambos en las decisivas batallas que fueron cruciales para el fin del imperio de Maximiliano. Para 1867 Manuel González ya era general de brigada.
FIEL A SU COMPADRE
Don Manuel le fue leal a Benito Juárez hasta donde pudo, combatiendo cuanta revuelta estallara en su contra, pero cuando su compadre se sublevó en 1871, no dudó en seguirlo, convirtiéndose en su segundo al mando. Derrotada la revuelta de la Noria, regresó a Matamoros, donde permaneció los siguientes cuatro años. Cuando Díaz se vuelve a levantar en armas en 1876, junto a sus amigos de la infancia organizó cerca de 500 soldados de caballería, con los que formó la 1ª Brigada del Norte e inicio combates en las inmediaciones de Matamoros.
Al poco tiempo llegaría a esa ciudad fronteriza Porfirio Díaz. En abril de ese año, González tomó su natal ciudad, lo que le valió el ascenso a general de división y comandante de la línea del Bravo. La guerra se extendió al centro de México, siendo pieza clave en la Batalla de Tecoac, Tlaxcala, la cual resultaría trascendental en el triunfo de la revuelta. Se dice que tras estos hechos, don Porfirio le dijo: “Compadre, gracias a usted hemos ganado, y por eso, será usted mi Ministro de Guerra”.
EL PRIMER TAMAULIPECO EN SER PRESIDENTE DE MÉXICO
Durante el primer mandato de Díaz, González combatió a los opositores que aún quedaban y dentro de su Estado Mayor figuraron el coronel Bernardo Reyes y el capitán Victoriano Huerta. La campaña siguió hasta septiembre de 1880, tiempo en el que, con ayuda oficial, fue lanzada su candidatura por la presidencia de la república.
Por esas fechas sufrió dos atentados, uno en León y otro en Guadalajara, finalmente el 1 de diciembre de 1880 asumió la presidencia, dándole a don Porfirio la Secretaría de Fomento y posteriormente la gubernatura de Oaxaca.
POR MARVIN OSIRIS HUERTA