Por si había alguna duda, en unas cuantas horas Donald Trump confirmó que no va a suavizar su conducta ni su relación con México, ni con ningún otro país.
Así, el presidente de Estados Unidos se convirtió ya en el primer gran reto que deberá enfrentar Claudia Sheinbaum y las autoridades de todo el país.
El asunto cobra particular relevancia en Tamaulipas.
Con una frontera compartida en 370 kilómetros con el muy conservador estado de Texas, 18 cruces internacionales y al menos tres municipios de más de más de 300 mil habitantes situados en la línea internacional, la entidad goza de muchas ventajas logísticas, pero también -como en este caso- de graves desafíos.
En un solo día, el primero de su nueva administración, Trump confirmó lo que ya había amenazado durante largos meses de campaña.
Declaró una emergencia nacional en la frontera sur de Estados Unidos, lo que le permitirá acceder a recursos de todo tipo para enviar más tropas al Río Bravo, que así verá acelerada su militarización.
Quizás ese sea el menor de los problemas para México. En la misma ráfaga de órdenes y anuncios, el presidente estadounidense sepultó el programa CBP One, por el cual, miles de migrantes de países como Venezuela y Haití, programaban sus citas para solicitar asilo en ese país.
Tan solo en Tamaulipas, al corte de la semana pasada había 2 mil extranjeros en albergues fr la frontera, en espera de que llegara la fecha para acudir a sus citas, que ayer fueron canceladas de tajo, dejándolos en una especie de limbo legal.
Ayer mismo, el presidente Trump confirmó el inicio de un operativo de redadas masivas para deportar a miles de extranjeros que se encuentran en situación irregular.
En términos humanitarios, este es el asunto que más preocupa a México y que ocupa a autoridades de todos los niveles en el estado para responder a esta emergencia.
De cumplirse a rajatabla el plan del magnate convertido en presidente, a través de la frontera tamaulipeca ingresarían miles de connacionales repatriados, a lo que se añade el riesgo de que finalmente el gobierno de Estados Unidos determine enviar también a ciudadanos extranjeros hacia nuestro territorio.
Mientras firmaba sus primeras órdenes ejecutivas, Trump también afirmó que tentativamente el 1 de febrero iniciaría la aplicación de un 25% de aranceles a los productos de México y Canadá, lo que cimbrará la relación comercial de Norteamérica, y meterá una presión mayúscula a la economía nacional.
Y por si faltaba algo para enviar el mensaje de que su regreso al cargo representa un sismo geopolítico, también firmó la orden para declarar a las bandas delictivas como grupos terroristas y ante la pregunta expresa de un periodista, dijo que “podría ser” que su país enviara fuerzas militares a México para confrontar a estos delincuentes.
Bienvenidos al 2025, a la nueva era Trump y a la nueva realidad mundial. Abróchense los cinturones. Que nos sea leve.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ