ALTAMIRA, TAMAULIPAS.- Funcionaria del Ayuntamiento de Altamira, denunció el acoso del que es víctima por parte de un “admirador”.
Mariel M, quien ocupa un cargo en la Dirección de Bienestar, relató en redes sociales que el sujeto ha ingresado a su casa en cinco ocasiones, incluso le dejó una nota donde le menciona que está obsesionado por ella, por tal motivo el pasado 27 de diciembre decidió denunciarlo ante las autoridades ministeriales.
“Es la quinta vez que se mete, desde el día 27 de diciembre hay una denuncia y se cuenta con un vídeo. En una ocasión que ingresó me dejó una nota donde está obsesionado conmigo, que es mi admirador y siempre busca la manera de romper las chapas o manipular las protecciones de las ventanas”.
Pidió a los usuarios que la apoyen para identificar al acosador, ya que no se siente segura cuando está en su domicilio.
“Agradecería que compartan y si alguno de ustedes que lo puede identificar que proporcione cualquier tipo de información, me doy cuenta que está persona me está acechando desde diciembre, van cinco veces que regresa y no puedo estar tranquila en la casa, siento que estoy peligrando”.
En la publicación que hizo, reveló que el acosador también envenenó a su mascota y
las veces que ha ingresado se ha robado dinero, dos Nintendo, una tablet, Playstation, computadora portátil y hasta un iPhone, todo ello en menos de un mes.
“Me atreví a subir la publicación ya que pese a que han acudido autoridades, sigue buscando la manera de meterse”.
El secretario del ayuntamiento de Altamira, José Francisco Pérez Ramírez, confirmó que ya se presentó una denuncia en la Fiscalía General de Justicia de
Tamaulipas por el acoso que ha sufrido la joven.
“Tuvo una invasión a su privacidad, a su domicilio donde le ha robado algunas pertenencias y donde ha sido acosada”.
Añadió que la Fiscalía, es quien determinará si existe delito por parte de esta persona para que se proceda conforme a la ley.
“Efectivamente se presentó la denuncia correspondiente y la Fiscalía está trabajando en esa cuestión”.
Por. Óscar Figueroa
La Razón