TAMPICO, TAMAULIPAS.- Para Adrián López, la vida no se detuvo cuando perdió sus dos piernas hace ya cinco años, a causa de la diabetes.
A sus 64 años, ha vivido con esa enfermedad durante 43 años.
Todos los días, se le puede ver en la zona norte de Tampico en su silla de ruedas, con la cual puede moverse a diferentes lugares.
Va por la orilla de la carretera, a unos cuantos centímetros de taxis, autobuses, carros particulares y demás.
Aunque obtiene el sustento diario gracias a la elaboración de pequeñas mesas y bancas de madera, recorre negocios de la carretera Tampico-Mante acompañado de su guitarra para interpretar melodías a fin de obtener un poco más de recursos.
Es músico y carga con su instrumento a todos lados ya que es algo que le gusta hacer.
En su rostro mantiene una sonrisa en todo momento pese a las dificultades que enfrenta en la calle.
Ejemplo de ello es la falta de rampas en el camellón de esa vialidad, una de las más transitadas de la zona.
Debido a lo anterior, tiene serias dificultades para cruzar la Tampico-Mante y en ocasiones tarda mucho tiempo para lograrlo.
Por ello, acepta con gusto la iniciativa de aquellas personas que le ayudan a llegar al otro lado de la calle.
Antes de platicar con él, un joven se ofreció a ayudarlo a cruzar, tardando más de 10 minutos en hacerlo.
«Es bastante complicado para mi cruzar por los semáforos, hacen falta rampas para discapacitados para que uno pueda pasar, cuando hay mucho tráfico tengo que esperar que alguien me ayude para poder cruzar, como el joven que me ayudó de buena fe pero a veces no quieren ayudarle a uno», explicó.
Reveló que a veces los automovilistas no respetan los semáforos, señalando que aún cuando los elementos de Tránsito hacen señas a los conductores para que se detengan, los operadores ignoran la petición.
Comentó que los taxistas también suelen negarse a darle el servicio pues consideran que tendrán que ayudarle a subir a la unidad.
Lo anterior no lo desanima por lo que sigue adelante e incluso se da tiempo para darle ánimos a otros discapacitados.
«Se acercan conmigo y me dicen oiga mi papá ya se quiere morir porque le cortaron una pierna, le digo tráemelo y enpiezo a hablar, oiga que se quiere morir, no se le ha acabado el mundo, a mi no se me ha acabado que no tengo dos, usted con más razón», comentó.
Adrián López luce optimista porque pronto contará con las prótesis que le permitirán volver a caminar.
Mientras tanto, seguirá recorriendo la zona norte en su silla de ruedas con esa energía que parece interminable.
Por. Benigno Solís
Expreso La Razón