“Dios me salvó para hacer a Estados Unidos grande de nuevo”, dijo el Presidente Donald Trump en su toma de posesión el pasado 20 de enero, que más que un acto republicano de relevo democrático en el mando parecía una entronización imperial, porque el discurso del nuevo gobernante tiene destellos de proclama y anuncio de decretos que definen como pretende reorganizar al mundo a su leal saber y entender.
Para que no quepa ninguna duda Trump habló de Estados Unidos como la nación en crecimiento que aumenta su riqueza y expande su territorio desde la recuperación del Canal de Panamá hasta plantar la bandera de las barras y las estrellas en Marte todo ello en persecución de su destino manifiesto, que históricamente fue el argumento justificatorio del sometimiento de los pueblos originarios de Norteamérica, y de las incursiones armadas en territorios extranjeros incluyendo la guerra que le arrebató a México la mitad de su territorio.
Cómo se esperaba declaró emergencia nacional en la frontera de México, declaró organizaciones terroristas a los cárteles de la droga y amenazó con perseguirlos, previa aprobación de su Congreso, en cualquier lugar en donde se encuentren. Afirmó que a partir del primero de febrero aplicará aranceles del 25% a los productos de México y Canadá en demanda de una mayor colaboración en el combate a la migración ilegal y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos refiriéndose específicamente al fentanilo.
Declaró una emergencia energética y la cancelación de los compromisos de su país de producir automóviles eléctricos, para reanudar en gran escala la explotación de gas y petroleo y contar con los fondos necesarios para fortalecer sus proyectos. Acordó que su país no participará mas en la Organización Mundial de la Salud. Decretó que su gobierno solo reconocerá la existencia de dos géneros, hombres y mujeres. Retiró todos los fondos federales para apoyar a las mujeres que quieran abortar.
Celebró como una victoria propia el regreso de los rehenes de la guerra palestina-israelí y afirmó que su ejercito se fortalecerá como nunca y que él será reconocido como el pacificador y unificador, señaló: “mediremos nuestro éxito, no solo por las batallas que ganemos, sino también por las guerras que terminemos y, quizá lo más importante, por las guerras en las que nunca nos metamos.”
Decretó “detener inmediatamente toda censura gubernamental y devolver la libertad de expresión a Estados Unidos” Determinó una prórroga de 75 días a la empresa TikTok de origen chino para establecer negociaciones de compra venta que le permitan operar como empresa norteamericana. Determinó el indulto y la liberación inmediata de más de 1500 participantes en el asalto al capitolio el 6 de enero de 2020.
Queda Claro que el trabajo realizado por el gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum en previsión de estas determinaciones del nuevo gobierno de los Estados Unidos han sido pertinentes y llenan todo el espectro desde la activación del personal consular y de asesoría jurídica especializada para la atención de los migrantes en situación de emergencia personal, hasta la instalación de centros de refugio para los deportados que se esperan en toda la franja fronteriza México Estados Unidos.
En materia de seguridad se han iniciado ya las conversaciones entre el nuevo secretario de estado Marco Rubio con el canciller Juan Ramón De la Fuente lo que abre la posibilidad establecer los convenios necesarios para la colaboración de los dos gobiernos en el combate a la migración ilegal, al crimen organizado y el tráfico de drogas en los dos países.
Donald Trump se concibe a sí mismo como la medida de todas las cosas, piensa en su gobierno como el gobierno del mundo porque le habrá de dar nueva forma para cumplir con sus deseos imperiales. Aprueban sus decisiones con su presencia los hombres más ricos del mundo que aplauden a rabiar sus determinaciones.
Habrá que ver como reaccionan gobernantes y países del mundo a esta nueva presencia. Por lo pronto en México hay unidad en torno a su gobierno, los 32 gobernadores se pronuncian en respaldo al Gobierno de México, los integrantes del Plan México también. La Presidenta Claudia Sheinbaum mantiene una postura digna, sensata y firme.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ