A solo 12 días de haber iniciado el Gobierno de Donald Trump, la guerra comercial de Estados Unidos contra México ha comenzado de la peor manera con el anuncio de las tarifas del 25% sobre las importaciones de México y Canadá hacia Estados Unidos y en el caso de México con declaraciones inusuales en el mundo de la diplomacia tradicional, La Casa Blanca afirma en un comunicado oficial que las organizaciones mexicanas de narcotráfico tienen una alianza intolerable con el gobierno de México que les ha proporcionado refugios seguros para que se involucren en la fabricación y transporte de narcóticos peligrosos que han llevado a la muerte por sobredosis a cientos de miles de víctimas en Estados Unidos.
Este lenguaje atípico ha provocado una respuesta inmediata y contundente de la Presidenta de México Claudia Sheinbaum que rechazó categóricamente la calumnia de La Casa Blanca así como cualquier intención injerencista en el territorio mexicano. Se espera también que su gobierno anuncie tarifas a productos norteamericanos y se sabe que ha establecido comunicación del Gobierno de México con el de Canadá afectados por igual por las tarifas del socio comercial común en el Tratado de Libre Comercio Mexico, Estados Unidos, Canada TMEC. La Presidenta mexicana reiteró su disposición a trabajar conjuntamente con Estados Unidos de forma integral, pero bajo los principios de responsabilidad compartida, confianza mutua, colaboración y sobre todo, respeto a la soberanía que no es negociable.
Estados Unidos ha mantenido tradicionalmente alianzas políticas, económicas, comerciales y culturales, con México, Canadá, America Latina, la Unión Europea y la OTAN, Asia y África por lo que sorprende el tono y la forma en que su gobierno se está comportando con quienes ha mantenido relaciones de amistad y cercanía. Pero para entender mejor lo que está pasando es necesario revisar un poco lo que ha sucedido en el ámbito internacional en el siglo XXI.
A raíz de la crisis de credibilidad en la democracia liberal provocada por las políticas neoliberales que, desde la conclusión de la guerra fría en 1989, permitieron la mayor acumulación de capital en pocas manos que se haya visto en la historia de la humanidad, la indignación popular en el mundo generó el surgimiento de gobiernos de izquierda, centro y derecha de rechazo y oposición al neoliberalismo lo que abrió el espacio para el surgimiento de nuevas propuestas.
En el año 2013 el mandatario Chino Xi Jinping anunció la estrategia a la que se le denominó originalmente Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y actualmente se conoce como BRI Belt and Road Iniciative, Iniciativa del Cinturón y el Camino, que se refiere a crear rutas de infraestructura marítima y terrestre para comunicar a toda la región de Asia, África y Europa de tal manera que se facilite el intercambio económico, comercial, político y cultural de los países que lo integrarían. La iniciativa ha evolucionado de tal forma que ya existe un banco de desarrollo con fondos aportados por el gobierno de China y con la participación muy importante de la India y Rusia para financiar la construcción, que ya está en marcha, de puertos, carreteras y vías férreas.
Paralelamente se formó el grupo denominado BRICS+ que fundaron en el año 2010 Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que es una asociación, grupo y foro político y económico de países emergentes que tiene por objeto promover el desarrollo de los países participantes como Egipto, Emiratos Arabes, Etiopía, Irán, Bielorusia, Indonesia, Cuba, Malasia, Nigeria, y Turquía entre otros. BRICS+, tiene en revisión una propuesta del presidente de Brasil de que ese grupo y todos sus integrantes y aliados definan una moneda distinta al dólar como base del intercambio comercial internacional, lo que significa abandonar el uso del dólar como la moneda que rige hasta hoy todas las operaciones comerciales y financieras en el mundo.
Ante el surgimiento de este nuevo bloque, el gobierno autoritario de Donald Trump parece estar reagrupando a sus antiguos socios mediante amenazas políticas, económicas y militares, que no dejen duda alguna de quien es el líder, lo que hace recordar la presión que la antigua URSS ejerció sobre los integrantes del Pacto de Varsovia después de la segunda guerra mundial, invadiendo Hungría y Checoslovaquia para que no quedara duda de cómo se iban a agrupar los países como Rumanía, Yugoslavia, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, y todos los que integraron o formaron parte de ese bloque.
Pareciera ser que el Gobierno de Trump da por sentado que habrá una nueva edición de la guerra fría, algo así como la guerra fría 2.0 y que él será el líder del bloque occidental ante la amenaza del bloque que encabezan China y Rusia. En ese delicado escenario camina, en el filo del peligro, el gobierno de izquierda popular que encabeza la Presidenta Claudia Sheinbaum quien no titubea ni un segundo para rechazar la afirmación calumniosa y exigirle respeto a quien quiere asumir el liderazgo de la región. Con dignidad, claridad y firmeza la presidenta mexicana señala: Coordinación sí, subordinación no.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ




