8 diciembre, 2025

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Tocó la gloria

El victorense Ángel Chávez debutó el pasado fin de semana en primera división, un sueño que tenía desde chico.

CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Era 1 de febrero de 2025, y el Gigante de Acero estaba a punto de ser testigo de una historia de éxito para uno de los jugadores que estaban presentes pues en la mística cancha de Rayados, un joven futbolista de Ciudad Victoria iba a hacer su debut en la primera división, y así se convertiría en un momento que quedaría grabado en la memoria de todos los que lo conocían. Su nombre: Ángel Chávez Soto.

El llamado llegó un día antes, con la noticia que nunca imaginó escuchar, pues cuenta en exclusiva con Oé! que él había viajado con el equipo Sub-23 y tenía la idea que iba a jugar.

“Mañana estás en la convocatoria, Ángel. Vas al primer equipo”, le comentaron a Ángel cuando estaba viajando con el segundo equipo, “fíjate se dio de la manera más inesperada ya que yo estaba viajando con la sub-23 y de repente hablan que un jugador salió de la convocatoria y faltaría uno y tenía que irme al hotel a donde estaba concentrando primera porque mañana saldría a banca”, señaló el juvenil tamaulipeco.

El cuerpo técnico lo había decidido, y la oportunidad estaba frente a él. “La verdad que muy contento, muy feliz. Es un gran paso en mi carrera y tratando de asimilarlo aún,” confiesa Ángel, con una voz que transmitía alegría que no podía ocultar.

Si un debut se vive de forma especial, para Ángel lo sería aún más, pues aquel día, tenía un componente emocional aún más grande ya que en el campo, el destino le había preparado una experiencia aún más significativa: su hermano, Ricardo Chávez, jugaba con el equipo rival, Rayados.
Ambos habían crecido soñando con llegar a lo más alto, pero sus caminos los llevarían a ese preciso instante, a esa cancha, como rivales, “nos vimos y nos saludamos antes del juego, nos abrazamos y nos deseamos éxito”.

Cuándo Ángel fue llamado al área técnica para recibir indicaciones por Nicolás Larcamon y sus auxiliares, empezó la batalla con los nervios, “sí sentí nervios, pero recibí las indicaciones y me dieron confianza. Me dijeron: ‘Tranquilo, juega fácil, haz tus cambios de juego, y en la pelota parada, busca el gol’”.
A lo lejos escuchó un chiflido y su nombre, entre el murmullo del estadio, reconoció la voz, y volteó. Era Ricardo, “antes de entrar al campo me chifló desde el banco y me hizo la señal que le metiera”, destacó Ángel quien además dijo le motivó y le dio tranquilidad ese momento.

Fue a los 85 minutos cuando entró al terreno de juego, le tocó un momento donde su equipo abrumaba al equipo regiomontano, él se agregó varias veces al ataque pero no pudo recibir el balón para buscar la misión del gol, defensivamente en una jugada cumplió a creces, un contragolpe que defendió bien.

Al final del partido, el resultado no fue el esperado. Pero por su mente pasó todo lo que vivió y tuvo nuevamente un reencuentro con Ricardo que fue a buscarlo para felicitarlo.

“Al final del partido se acercó mi hermano y me dijo que era el inicio de algo grande que le siguiera metiendo, que no aflojara y que me amaba, le correspondí, le agradecí y nos dimos un abrazo, fue un sueño hecho realidad, aunque estaba en shock aún de no asimilarlo”, detalló.

Aunque dijo se mantuvo fuerte y no soltó ni una lágrima, fue cuando vio a sus padres Ricardo y Yadira, cuando soltó las lágrimas, “cuando los vi, no aguanté, si lloré, fue muy bonito todo”, confesó.

Ángel tenía varios torneos con entrenamientos en el primer equipo. Con 19 años era de los prospectos más avanzados, y por alguna razón, no se le había dado el debut, “ya más tranquilo y sí, muy emocionado, feliz de verdad, pues no es fácil llegar a entrenar con primera, luego las convocatorias, ya me habían tocado pero no se daba, y hablando con mi papá, me decía que tranquilo que el momento iba a llegar y que tenía que estar preparado, y mira, como llegó”, expuso.

Chávez Soto agradeció a todos quienes lo apoyaron en su camino rumbo al profesional y su debut, “la verdad que agradecido con Dios, con el club, con mis compañeros, con el cuerpo técnico y más que nada con mi familia, que siempre estuvieron ahí en los momentos más difíciles y no se rindieron junto a mi y lucharon a lado mío”, concluyó.

Por último Ángel fue claro en que no se detendrá aquí, pues tras cumplir una de sus metas, ahora piensa en ganarse más minutos, regresar a la Selección Mexicana Sub-20 para jugar el Mundial y a mediano plazo la consolidación en primera división.

Más allá de cualquier resultado en el campo, lo que realmente marcó a Ángel Chávez Soto fue lo vivido ese día: desde el llamado inesperado hasta el abrazo con su hermano Ricardo, ese debut significó el inicio de su carrera en la primera división y también el renacer de un sueño que parecía distante.
Un sueño forjado a base de sacrificio, caídas y, sobre todo, resiliencia; un sueño que inició cuando era aún un niño y veía las fotos de su padre cuando había jugado, que veía a su hermano jugar y que él quería seguir los pasos de ambos.

Y sí, Ángel no llegó allí por suerte; detrás de ese momento había años de lucha silenciosa pues superó lesiones que lo dejaron al borde de la desesperación, pero cada recaída lo fortaleció, cada vez más decidido a regresar con más garra, madurez y un hambre aún mayor por demostrar su talento.

El abrazo con Ricardo no fue solo un gesto de apoyo fraternal, sino un recordatorio de todo lo que había superado para estar allí. Un reflejo de los sacrificios que ambos hermanos hicieron desde pequeños para llegar tan lejos. Sin duda esta historia tendrá aún más capítulos de éxitos y aprendizajes, y Ángel sigue demostrando que tiene un ‘Ángel’ y bendición de Dios. Al apellido Chávez Soto seguirá sonando unos años más.

Por Daniel Vázquez
Expresó-La Razón

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