27 marzo, 2025

27 marzo, 2025

Los rezagos de la zona conurbada

CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES

Sería ocioso negar el desarrollo que ha conseguido la zona conurbada del sur de Tamaulipas en los últimos años.
Consolidada como la capital urbana de una amplia región geográfica y cultural, en Tampico, Madero, y Altamira habitan 773,285 personas, cifra que se eleva a 927,379 si se suma a la población del norte de Veracruz que en muchos casos, trabaja en el lado tamaulipeco del río Pánuco.
En apenas dos décadas, este conglomerado urbano ha experimentado un crecimiento poblacional cercano al 30%.
Este aumento desde luego plantea retos a los que vale la pena poner atención para frenar el desorden urbano, los conflictos sociales, y otros problemas que en algunos sectores son el pan de cada día.
Hoy mismo, Tampico y Madero viven un fenómeno inmobiliario que causa asombro en otras regiones del país.
Ante la falta de espacio para edificar viviendas, el costo de las propiedades ha encarecido a niveles que rozan lo absurdo.
El metro cuadrado en sectores con histórico carácter popular hoy se vende a precios propios de ubicaciones residenciales en cualquier otro municipio del estado.
El gran riesgo detrás de esta dinámica económica es la temida gentrificación que amenaza con expulsar a los pobladores de sus barrios, para empujarlos hacia la periferia -a sitios de la zona conurbada, sobre todo en Altamira- donde la lejanía, la falta de infraestructura urbana, educativa, de salud, y el rezago de transporte, complica su integración a la comunidad.
A lo cual se suma la virtual imposibilidad de una nueva generación de trabajadores de acceder a una vivienda digna, debido a los valores impagables de las propiedades en un mercado cada vez más restrictivo.
La crisis de vivienda en Tampico es solo una muestra de los desafíos que enfrenta la zona conurbada, y que a veces, parecen pasar desapercibidos en medio de la cotidiana tarea gubernamental de resolver problemas inmediatos.
La última actualización del programa metropolitano de ordenamiento territorial de Altamira, Ciudad Madero y Tampico data de 2019.
Es un documento realizado por el Instituto Metropolitano de Planeación que busca ser una guía para el ordenamiento urbano de la región.
Su lectura, a cinco años de su publicación, sirve para comprobar que muchos de los riesgos que se vienen advirtiendo desde hace décadas se han ido cumpliendo, muchos de ellos relacionados con la excesiva concentración demográfica, la contaminación de los cuerpos de agua, y la disposición final de la basura, y la contaminación que genera la industria.
El programa planteaba una serie de proyectos de infraestructura a realizarse en el corto y mediano plazo (entre el 2020 y 2030), para cambiarle la cara y resolver algunos de los rezagos de las tres ciudades.
Van algunos: un corredor náutico Madero, Tampico y Altamira; un andador peatonal para conectar el Centro Histórico con la Laguna del Carpintero; un paseo turístico en La Barra; la construcción y modernización de la Avenida Monterrey, desde el Canal de la Cortadura en Tampico hasta su conexión con el Barquito.
La rehabilitación de la Isleta Pérez; la modernización del Corredor Urbano Luis Donaldo Colosio; la construcción de un Eje Vial en Miramápolis; un paso a desnivel en la esquina de Ejército Mexicano y el Bulevar López Mateos.
La reconversión del Puerto de Tampico para hacerlo turístico; la prolongación del Bulevar Costero hasta el Hospital Naturista; infraestructura turística que detone la playa Dunas Doradas; y una central camionera conurbada en Altamira.
La modernización de los mercados municipales de Tampico y el desarrollo turístico de la laguna del Carpintero y el recinto Ferial.
Estos dos últimos, son los únicos que se han materializado; el resto están todavía muy lejos de concretarse.
Como puede verse, hay mucha tarea por hacer.

POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES

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