5 diciembre, 2025

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DESDE EL BANQUILLO

El capitán del barco

DESDE EL BANQUILLO / FRANCISCO CORTEZ

Corría el 2018 cuando llegué al Club Pachuca como entrenador de porteros. Estaría a cargo de las fuerzas básicas, segunda y tercera división (en ese momento, aún no existían las categorías sub que hay hoy en día). Me asignaron para viajar y estar en todos los partidos de la Segunda División Premier, equipo comandado por el profe Rubén “Ratón” Ayala, una persona exigente en todas las áreas que involucraban a su equipo. Siempre era el primero en llegar al club, con el periódico en mano y realizando su rutina de caminata.
Tenía la fortuna de seguir de cerca a todos los entrenadores en sus prácticas, partidos e incluso en sus charlas técnicas. Pero mi labor principal estaba con la Segunda Premier, la categoría inmediata a la Primera División. Para quienes recuerden esas franquicias, sabrán que el profe Rubén Ayala llevó a varias de ellas al éxito: logró múltiples ascensos y dominó la Segunda División durante algunos años.
¿Qué tenía de diferente este modelo con el profe al mando? No solo acumulaba títulos y ascensos, sino que además proyectaba jóvenes al primer equipo e impulsaba a elementos del staff que, hoy en día, pertenecen a cuerpos técnicos de Primera División.
Con el tiempo, entendí su estrategia. No solo se trataba de formar equipos competitivos, sino también de rodearse de las personas más competentes dentro del club y sumarlas a su plantilla. Lo que hoy llamamos “profesionalización” de cada área, él ya lo aplicaba: poner a cada persona en el puesto correcto, donde su talento y proyección encajaran dentro de un cuerpo técnico bien estructurado.
Su mayor virtud era identificar a la persona diferente, la inquieta, la que tenía mentalidad ganadora, capacidad, pero sobre todo, claridad sobre hacia dónde iba y cómo lograrlo. El resultado de este método fueron más de tres ascensos en los siguientes años, con franquicias que posteriormente se vendieron. Pero no solo ganó títulos, también proyectó a jugadores que después brillaron en Primera División, como Rodolfo Cota, Alfonso Blanco, Héctor Herrera, “Gullit” Peña, William Yarbrough, Víctor Mañón, Edi Brambila, Gerardo Rodríguez y Paul Aguilar, por mencionar algunos.
¿Cómo lograba todo esto? Dentro del club, cuando una categoría destacaba en algún aspecto, el profe Ayala se fijaba en quién estaba detrás. Si un preparador físico hacía un gran trabajo, lo promovía a la Segunda Premier. Si un doctor mostraba competencia en su área, lo integraba al equipo. Incluso si alguien dentro del club tenía habilidades para el análisis de estadísticas o la gestión de reglas y lineamientos, encontraba la manera de incorporarlo al staff técnico. Hasta los utileros que iban tres pasos adelante en su trabajo eran impulsados dentro de la institución.
Con el tiempo, comprendí que uno tiene que rodearse de la gente diferente, saber elegir y dedicar tiempo a construir un equipo con estas personas dentro de la estructura. ¿El resultado? Como mencioné antes, múltiples ascensos, debuts de jugadores y la incorporación de médicos, utileros, masajistas y auxiliares a estructuras de Primera División.
El capitán del barco, junto con los altos mandos, tenía una visión clara: estructura, trabajo en equipo, pero sobre todo, la actitud de jugársela por la gente que viene detrás. Aquellos que impulsan, que se preparan, que tienen vocación, disciplina y hambre de crecer. Y esto no solo ocurre en el fútbol, sino en cualquier profesión. Como dijo Ricardo Salinas Pliego en una charla con Oso Trava: la gente que está al mando debe preparar a su sustituto para seguir creciendo, tanto como institución como en lo personal. La proyección bien encaminada puede ser la clave del éxito organizacional.
Gracias por leerme y por compartir lo que mueve a esta gran industria del fútbol.

POR FRANCISCO CORTEZ

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