31 marzo, 2025

31 marzo, 2025

La próxima lucha por el PAN

CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ

Este año el PAN vivirá una prueba importante para conocer su verdadero estado de salud. En el segundo semestre del 2025, concluye el segundo periodo de Luis René Cantú al frente del Comité Directivo Estatal, y llegará el momento de que el cabecismo demuestre si puede mantener el control del partido, o los otros liderazgos regionales por fin pueden romper con la hegemonía de su ex gobernador.
Razones les sobran a los panistas opuestos al grupo político de los Cabeza de Vaca, representados en la estructura partidista por el “Cachorro”, quien tiene muy poco para presumir durante su gestión de casi seis años.
Con él al timón, Acción Nacional perdió todo lo que habían ganado pocos años antes.
En el 2021, empezó la catástrofe electoral, con una derrota que le costó los municipios más importantes del estado y el control del Congreso del Estado.
De un momento a otro, el PAN dejó de gobernar los ayuntamientos que agrupaban a más del 70% de la población.
El único consuelo del Comité Estatal fue haber sostenido la presidencia municipal de Tampico, un mérito que de cualquier manera no les correspondía.
Desde el 2018, cuando Jesús Nader llegó al Palacio Municipal del puerto, Ismael García Cabeza de Vaca y los suyos intentaron someterlo, para controlar -y explotar- las arcas públicas como lo hacían, por ejemplo, con la Comapa de la zona conurbada.
Ahí empezó la ruptura entre el panismo del sur y el de Reynosa, que llegó al grado de congelar a la dirigencia municipal del partido en Tampico, como represalia cabecista por no dejarse avasallar.
Lo del 2022 -la histórica victoria de Américo Villarreal, quien ganó en las urnas pese a una operación de Estado nunca antes vista- fue el presagio de lo que vendría en el 2024.
El tsunami electoral de la 4T le llegó al PAN en las peores manos posibles.
El “Cachorro”, quien se autonombró como candidato para la alcaldía de Reynosa, hizo el ridículo y salió derrotado igual que la mayoría de sus compañeros.
No hubo un solo municipio, de los considerados más importantes en la geografía estatal, que pudieran rescatar.
A pesar de estos resultados desastrosos, el capricho de los Cabeza de Vaca fue suficiente para que en el 2022, Luis René Cantú volviera a ser electo por el Consejo como presidente del Comité Estatal, en un proceso en el que se impidió el registro de la planilla que encabezaba José Julián Sacramento.
Y para que en el 2024, luego de su derrota humillante, volviera a tomar las riendas del partido.
Según el calendario electoral del partido, este año, a más tardar en el mes de octubre deberá renovarse la dirigencia estatal.
El escenario parece obvio: el cabecismo buscará a toda costa retener el control del partido, pues significa por ahora, su única oportunidad de seguir conectado al presupuesto público, y sobre todo, a la esperanza de que los hermanos -el ex gobernador y el diputado local- sigan aspirando a puestos públicos.
La oposición más fuerte, parece, no provendrá de las huestes del “Truko” Verástegui que con todo y sus altibajos, han sostenido una alianza sólida con Cabeza de Vaca.
Sería Jesús Nader y sus aliados en otras regiones del estado, quienes apostarían fuerte por la presidencia del Comité Directivo Estatal. Aún no se sabe quién sería el candidato que los representaría en esta interna, pero consideran que hay tiempo suficiente para construir una alternativa que les permita ganar.
Méritos no les faltan. Ese grupo fue el único que sacó triunfos panistas en la elección del 2024, Chucho en la federal, y Pepe Schekaiban en la local.
El gran nudo de la cuestión está precisamente en el proceso que debe instrumentar la Comisión organizadora que tiene que ser designada por el Consejo Nacional, a propuesta del Consejo Estatal.
Si logran blindar a esa comisión de la influencia cabecista, podrían a aspirar a una elección limpia con el registro de más de una planilla (algo que no ocurrió en los últimos dos procesos) y ahí, están seguros, ganarían la dirigencia sin problemas.
No será sencillo, pero van a dar la batalla.

POR MIGUEL DOMÍNGUEZ

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