La cercanía entre México y Estados Unidos es un contexto que genera oportunidades, pero también adversidad. Al compartir más de 3,000 kilómetros de frontera la economía, el comercio e incluso las políticas están entrelazadas unas con otras. Es así que, comprender esta relación es clave para identificar cómo los movimientos en el país vecino del norte pueden afectar la economía de nuestros hogares.
Uno de los aspectos de mayor relevancia es la relación comercial. Los datos muestran que Estados Unidos es el principal socio comercial de nuestro país, ya que el 80 por ciento de los productos mexicanos que se envían al extranjero tiene como destino este país, de acuerdo con datos mostrados por el Instituto Mexicano para la Competitividad.
Derivado de ello, se desarrollaron acuerdos comerciales como el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), donde se pretende tener bondades. Pero, esta nueva administración ha puesto en jacque las relaciones comerciales y migratorias. Pero, ¿estas situaciones afectan los bolsillos de los hogares mexicanos?
En el momento en que el presidente de Estados Unidos, decide imponer aranceles, los productos mexicanos enviados al país vecino se encarece, ya que se vuelven más caros en el mercado estadounidense. Una de las desventajas de esta situación, es que el incremento en los costos se traduce en una menor competitividad para las exportaciones mexicanas, lo que puede afectar gravemente los ingresos de empresas, pequeñas y medianas.
Además, cuando las exportaciones se ven afectadas, la entrada de dólares al país disminuye. Esto repercute directamente en el tipo de cambio, haciendo que el peso mexicano pierda valor frente al dólar. El riego de que exista un peso más débil significa que todos los productos que México compra en el extranjero se vuelven más caros. Así que aquellos que consumen productos importados podrían ver precios más altos de los que se estaban acostumbrados, lo que genera afecciones en la canasta básica y encareciendo los gastos del hogar.
Por otra parte, estas tensiones comerciales generan incertidumbre financiera. Cuando los inversionistas perciben riesgos altos, es probable que decidan retirar su dinero del país y buscar opciones más seguras en otros mercados. Esto disminuye la inversión en México, desacelera la creación de nuevos empleos y limita el crecimiento económico.
Asimismo, el impacto no se limita solamente a las grandes industrias; también las pequeñas y medianas empresas (pymes), que muchas veces forman parte de cadenas productivas conectadas al mercado estadounidense, también enfrentan riesgos directos.
En conclusión, las decisiones comerciales entre ambos países trascienden más allá del ámbito político y empresarial, también, impacta la economía cotidiana de las familias mexicanas. Es importante comprender que la relación bilateral no es solo un asunto de gobierno o grandes corporaciones, sino que influye directamente en nuestro bolsillo. Por ello, es indispensable fortalecer la educación financiera familiar, considerar estrategias de ahorro y diversificación del ingreso, así como mantenerse informados sobre los cambios económicos que puedan afectarnos. Solo así se estará en condiciones de estar preparados para hacer frente a periodos de incertidumbre financiera y asegurar la estabilidad económica de nuestros hogares.
POR ANGÉLICA GONZÁLEZ LÓPEZ