13 julio, 2025

13 julio, 2025

El legado de un corazón voluntario: Juan Manuel Flores Tobar, 49 años con la Cruz Roja

Durante 36 años, Flores Tobar estuvo en lo operativo, atendiendo emergencias, accidentes y desastres.

CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Con voz pausada pero firme, el comandante Juan Manuel Flores Tobar recuerda su historia como si apenas hubiese comenzado ayer. El próximo 10 de agosto cumplirá 49 años en la Cruz Roja, institución a la que ha entregado su vida, su juventud y su vocación de servicio.

Ingresó a los 18 años, cuando la delegación local aún se encontraba en el 9 y 10 Allende, en la antigua Plaza Morelos. Desde entonces, su vida ha estado ligada al sonido de las sirenas, a las madrugadas en vela y a la esperanza que representa una ambulancia en camino.

“Primero tenías que pasar por la escuela de socorristas. Ahí te adiestraban, te capacitaban y luego, si aprobabas los exámenes, podías ser socorrista”, cuenta. Él fue parte de una de las primeras generaciones de la escuela, apenas seis meses después de su fundación. De aquellos días quedan pocos compañeros en activo. Uno de ellos es el ingeniero Manuel Carrión Vázquez, hoy coordinador estatal de veteranos.

Durante 36 años, Flores Tobar estuvo en lo operativo, atendiendo emergencias, accidentes y desastres. Recuerda claramente el choque entre dos autobuses en la carretera a Tula, en 1981: “Fueron más de 20 personas fallecidas, muchas muy jóvenes… fue algo que nunca se me ha olvidado”.

También revive con angustia el incendio del mercado Argüelles en 1977, donde logró sacar personas atrapadas entre el humo, y de donde él mismo y sus compañeros salieron por segundos antes de que colapsara el techo.

Pero más allá de las tragedias, Juan Manuel atesora el espíritu de compañerismo, el sentido de pertenencia, y el reconocimiento de saber que, gracias a su entrega, muchas vidas pudieron continuar. “Los 36 años que estuve operando, lo hice como voluntario, sin recibir un solo peso. Lo hacíamos por vocación, por amor al prójimo”, afirma con orgullo.

Hoy forma parte del área administrativa, pero su compromiso sigue intacto. Agradece el respaldo de las nuevas generaciones y de quienes, como la delegada actual, han sabido reconocer el valor de su trayectoria.

Reconoce que los tiempos han cambiado, que ahora hay personal remunerado y una Cruz Roja con mayor cobertura, pero insiste en que el voluntariado ha sido dignificado: “La sociedad ahora ve con más respeto al socorrista. Sabe que detrás de cada uniforme hay alguien que da sin esperar nada a cambio”.

Juan Manuel Flores Tobar no solo es testigo de la evolución de la institución. Es parte viva de su historia. Y aunque los años le han alejado del ruido de las sirenas, su corazón sigue latiendo al ritmo de una vocación que no se apaga. Su legado, sin duda, seguirá inspirando a quienes entienden que servir es una forma de amar.

Por. Raúl López García

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