5 diciembre, 2025

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El que se lleva se aguanta

Trópico de Cáncer/Jesús Collado Martínez

Con el cambio de régimen en el 2018, hubo ajustes radicales en las relaciones del gobierno con los medios y las redes sociales.
 
En la campaña previa a la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, los medios y las redes sociales formaron parte de campañas negras para impedir su llegada a la presidencia. En el 2006, en el 2012 y en la campaña de 2018, tanto las empresas como los comunicadores dedicaron todos sus recursos alentar campañas de desprestigio personal del candidato López Obrador, de su familia y de sus colaboradores cercanos.
 
Una vez que inició su gobierno el presidente estableció una conferencia de prensa diaria para informar de las acciones y las obras de su gobierno y de los avances que se tuvieran. La mañanera se convirtió en el foro para difundir las acciones del gobierno y también para aclarar las dudas de los medios y las redes sociales tradicionales, que redoblaron sus ataques contra el gobierno recién llegado.
 
Montaron grandes campañas sobre el cierre del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que estaba construyéndose en Texcoco, la escasez de gasolina en el centro de la república por la revisión minuciosa de los embarques que salían de las instalaciones de PEMEX para evitar el trasiego de gasolina ilegal, y por la escasez temporal de medicinas en los hospitales públicos incluyendo las que correspondían a los niños que padecían cáncer.
 
El Presidente explicó que el enojo de los medios y sus voceros provenía de la suspensión o cancelación de los los convenios de publicidad y los pagos a empresas y comunicadores de medios tradicionales, y cuando algunas voces dijeron que eso era falso exhibió las facturas de y los pagos millonarios que recibían las empresas y los comunicadores en los gobiernos anteriores. La reacción de unos y otros fue acusar al gobierno de atentar contra la libertad de expresión.
 
La respuesta del Presidente López Obrador y actualmente de la Presidenta Claudia Sheinbaum es que el Gobierno de la República garantiza la libertad de expresión sin restricción alguna, sin censura, sin límites y sin pago de cantidades millonarias, tanto a las empresas como a los comunicadores de medios y redes sociales.
 
Un elemento adicional innovador ese el hecho de que los gobernantes y los funcionarios públicos ya no guardan silencio frente a los ataques de los medios, responden casi siempre en forma personal y a través de cuentas institucionales e individuales en las redes sociales en donde fijan su posición frente a las ataques o acusaciones recibidos. Este hecho, que en la política mexicana ha causado sorpresa, es una práctica común en los países de Europa y en Estados Unidos, en donde existe la obligación de medios y redes sociales de contar con fuentes o documentos que corroboren sus afirmaciones para evitar que tanto las empresas como los medios ser demandados por los agraviados.
 
Son famosos los casos en Inglaterra y en Estados Unidos de medios de comunicación que se han visto obligados a pagar cantidades millonarios por no dar pruebas contundentes de la información que difunden.
 
Todos hemos visto, como nunca en la historia de la comunicación en México, expresiones de oposición abierta al gobierno y a los gobernantes sin ninguna respuesta ni consecuencia para los comunicadores, también hemos visto al presidente y a la presidenta contestar con firmeza y claridad a los ataques que han recibido sin que esto represente una amenaza o ataque a la libertad de expresión.
 
Por la conferencia mañanera han desfilado desde comunicadores zalameros hasta verdaderos opositores que discuten con la Presidenta o los funcionarios que los acompañan sin que por eso pierdan la oportunidad de volver a estar presentes en ese lugar, la única regla que queda clara para todos es que las afirmaciones o los ataques difamatorios o infundados no quedarán sin respuesta. El que se lleva se aguanta.

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