Si el tiempo le alcanza con estas vacaciones, haga usted un hueco en su espacio y observe. Únicamente observe, ni siquiera formule una cuestión, ni un gesto de asombro, vaya por el borde de una hoja caída. Más allá de la simple vista se observa lo que se siente.
Diluido por la mirada corta veo al otro lado de la gota de un rocío. De aquel lado alguien como yo me mira y juega conmigo. Siempre hay alguien ahi susurrando entre dos árboles, me especializo en reconocer incectos, inventar historias bastante increíbles. Con el sol saltan las sombras y de un alto pastizal a otro brincan los más grandes.
Mas arriba se nota la ciudad borrosa, hasta que limpio mis lagañas y advierto el esplendor. Pero ando más acá. Se siente la inmensa vida entre el pastizal y el olor a yerbas. Atrás de todo esto un sujeto acomoda el día, le da forma hasta que todo queda igual que antes. No ser pretencioso desde el suelo es mirar lo más sencillo. Mirar nada , una tarde nublada, la trampa para una hermana hormiga.
Cuesta mucho dinero viajar al otro lado del mundo. Cuesta un poco más y a veces no alcanza con necesitarlo. Para buscar lo inhallable se ocupa del espíritu, del talento, del interés y de una visión que siempre vaya más allá de lo posible. La mirada cuando hace un recorrido por el rabillo del ojo descubre al espía y a un acompañante extraño a quien nunca habías visto. Una mirada rumbo a la nada nos deja solos, siempre hay todo al otro lado de nada.
Observas lo que nadie más observará y con eso caminarás por la vida sintiendo haber comido un poco de pasto, creerás haber visto el cielo por completo con un peso específico y luego el ruido te vuelve a este mundo.
Con el tiempo de observar notará el increíble desperdicio. Hay miles de objetos que debimos haber visto. Una palabra bastó para enviarnos a este sábado tranquis como todos los sábados. Me dieron un horario y salí temprano para ver las últimas hormigas y no las alcancé, ni modo de escribirle un WhatsApp.
Ando viendo por ejemplo la convivencia entre los insectos y si hubo guerras mundiales entre ellos y ni modo de reclamarles. Con el tiempo tampoco hemos hechos migas con las hormigas. De niños nos muestran ves una y la pisas y ellas, no nos veas y te picamos. Qué agusto.
Por la mañana hay hormigas en los árboles más gruesos que simulan grandes moteles qué Va a saber uno de esas cosas. Por la humedad las hormigas y otros insectos similares y conexos se reunieron para prevenir desastres como una pisada de nosotros, los charcos y fuertes corrientes de agua que pasa por el patio.
El noble arte de la observación requiere de entrenamiento diario al menos dos veces, una por la mañana de dos horas y otras dos horas por la tarde, por favor. Levante una hoja húmeda del jardín y note el espacio desocupado. Había ahí un pequeño poblado de minúsculos insectos. No sé qué estarían haciendo pero había quorum. El universo conversa y hace clic.
El hombre no obstante mantiene su etapa más cruel de exterminio de la naturaleza. Desde abajo, tendido como un árbol desvanecido, descanso un poco. Trato de observar todo, de encontrarme adentro, de entender el chiste de qué le dijo un árbol a otro árbol. Así fue siempre antes del radio y la invasión del las frecuencias.
Normalmente ve uno a las hormigas haciendo como que trabajan y siendo admiradas por eso. Con una mirilla telescópica se podría derrumbar la trampa y que nos digan de una vez por todas cómo es que saben cuándo va a llover, sin falla. Y pues no hablan.
HASTA PRONTO
Por. Rigoberto Hernández Guevara




