ALTAMIRA, TAMAULIPAS.- La historia de Arturo Román de Jesús, un joven de 24 años de Altamira, es un testimonio de pasión y perseverancia.
Desde hace nueve años, no solo alimenta animales callejeros, sino que también los rescata, ofreciéndoles un refugio que se ha convertido en su hogar.
Su gran sueño: convertirse en médico veterinario.
La oportunidad de estudiar veterinaria llegó de la mano de personas generosas que le ofrecieron pagar la universidad. El primer semestre fue exitoso para Arturo, con buenas calificaciones y un gran entusiasmo.
Sin embargo, su camino se topó con un obstáculo inesperado: una llamada de FIFONAFE (Fideicomiso Fondo Nacional de Fomento Ejidal) sobre la situación de su terreno.
Para no perder el refugio, Arturo tuvo que salir de la universidad. Aunque no se dio de baja, la colegiatura siguió y se generó una deuda de 22,000 pesos, de los cuales, con mucho esfuerzo, logró reunir la mitad.
«Realmente el refugio es el único lugar donde pueden estar mis perritos tranquilos sin que nos corran al mes», explica Arturo, quien ha enfrentado el constante desalojo de sus animales.
«No quiero victimizarse ni mucho menos, pero de verdad en todos lados nos corrían”, por lo que los vecinos se unieron para buscar ayuda, lograron que FIFONAFE les financiara el predio y les otorgara contratos, asegurando así el futuro del refugio.
A un par de semanas para el inicio del nuevo semestre, Arturo se esfuerza por reunir los 11,000 pesos restantes que le permitirán retomar sus estudios.
Con el apoyo de sus padrinos y la ayuda que pueda recibir de la comunidad, espera cumplir su anhelo de ser un gran veterinario.
«No es su obligación ayudarme y brindarme su apoyo, pero sinceramente apreciaría mucho que lo hicieran. Cualquier granito de arena me ayudaría demasiado».
Las personas interesadas en apoyar pueden hacer depósitos a la cuenta de Bancomer 4152 3143 7557 1364 a nombre de Arturo Román de Jesús.
Por. Óscar Figueroa
La Razón




