La promesa de bonanza que la Cuenca de Burgos ofreció a los municipios aledaños en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila continúa sin cristalizarse, pese a ser la reserva de gas natural (no asociada directamente al petróleo), más importante en el país.
La Cuenca de Burgos, con una superficie total de 208,600 kilómetros cuadrados, se localiza al noreste del país, abarca 31 municipios de Coahuila; 48 de Nuevo León y 19 de Tamaulipas. En 2003, los gobiernos de las entidades donde se encuentra la Cuenca y Petróleos Mexicanos (Pemex), firmaron un convenio de colaboración en materia de desarrollo sustentable.
La promesa en aquellos años era establecer bases para la exploración y explotación de la región bajo un esquema que evitara la degradación de los ecosistemas, y la formulación del programa de ordenamiento ecológico de la región.
La ánimo de los Gobiernos y Pemex eran avivados por los 393 billones de pies cúbicos de gas lutita (gas shale) y 6.3 millones de barriles de crudo no convencional con los que cuenta la Cuenca de burgos.
Además, la cantidad de gas natural que tiene la Cuenca de Burgos, con una superficie de 73 mil 800 metros cuadrados, daría la capacidad para abastecer a gran parte del país, pero el proyecto de extracción fue cancelado por el Gobierno Federal.
Los obstáculos fueron frenando el desarrollo de la región, primero el mismo Gobierno con sus limitaciones que no le permitieron aprovechar estas reservas, luego la inseguridad que puso en jaque a los trabajadores de las empresas que se aventuraron a explorar en la zona.
Pese a todo fue en el 2009 cuando se alcanzó la mayo producción diaria con mil 500 millones de pies cúbicos diarios, representando casi una cuarta parte del gas que se consumía en esos momentos en el país. Para las regiones cercanas a los campos, la idea era que los beneficios se traducirían en polos de desarrollo en esas poblaciones cercadas a los pozos donde se daría alimentación, alojamiento y trabajo de limpieza de caminos o incluso trabajos generales para la perforación de los pozos, especialmente a los más jóvenes para que no tuvieran que emigrar a otros puntos del estado o del país en busca de una mejor vida. Pero era solo eso, la edad y la especialización de los trabajos, impidió a la gran mayoría de los pobladores, trabajar en esas empresas que poco o nada han dado a la zona para mejorar las condiciones de vida de las comunidades, tal como lo estipulaba aquel convenio del 2003.
Los caminos siguen siendo de tierra, falta agua, así como carencia de servicios básicos y de salud, es la constante de muchas comunidades donde grandes consorcios nacionales y extranjeros, trabajan para extraer de la tierra el gas o petróleo, riquezas que no llegan a los bolsillos de la gente. Otra situación que complica la vida de las personas en las comunidades y también los trabajos en los campos petroleros y de aceite y gas, es la presencia del crimen organizado.
Fueron muchos los reportes de secuestros y homicidios de trabajadores en los pozos; en 2010, con el auge de la violencia criminal en Tamaulipas con una guerra cruenta facciones criminales puso en jaque los trabajos en los pozos.
El 16 de mayo de ese año, ocho trabajadores de la empresa Delta, contratista de Pemex fueron secuestrados por hombres armados, cinco días después, el 21 de ese mismo mes, tres trabajadores fueron secuestrados y cinco obreros que trabajaban en la estación de compresión Gigante 1, cerca de Nueva Ciudad Guerrero, fueron golpeados por delincuentes que les advirtieron que no regresaran a trabajar.
Pese a la advertencia, los cinco obreros golpeados fueron obligados a volver a trabajar, pues sus superiores señalaron que solo se trataba de “pretextos” para no trabajar. Luego el domingo 23 de mayo, un grupo de alrededor de 40 hombres fuertemente armados, llegaron a la estación y sometieron a los trabajadores, llevándose a cinco trabajadores (Saúl García, Anselmo Teodosio Sánchez, Christopher Adán Cadena, Mario Zúñiga y Martín Franco), sin que Petróleos Mexicanos interpusiera una denuncia formal por esos y los demás secuestros registrados.
Así, el auge en la Cuenca de Burgos comenzó a frenarse rápidamente, porque los campos convencionales entraron en declive, así los planes para extraer gas no pasaron de los anuncios. Para los grupos criminales, el gas extraído en la Cuenca de Burgos se convirtió en una fuente de ingresos importante, ya no solo era el cobro de piso para los trabajadores y las empresas y el cobro por los secuestros. Así, el crimen organizado comenzó a infiltrarse en las empresas nacionales y extranjeras que trabajaban en la zona, donde Petróleos Mexicanos no escapó a esta situación.
En abril de 2012 Pemex presentó una demanda contra de compañías europeas y estadunidenses, acusándolas de comprar gas condensado a grupos criminales en la Cuenca de Burgos. Petróleos Mexicanos exigió a Conoco Phillips, Sunoco Marketing Partners LP, FR Midstream Transport, Marathon Petroleum, y dos filiales de la Royal Dutch Shell ,el resarcimiento económico por las supuestas compras ilegales de los hidrocarburos de su propiedad Sin embargo, los abogados de las empresas declararon ante las cortes de Texas donde se dirigían las demandas, que fue Pemex quien les indicó a los corporativos a quién comprar el hidrocarburo. Explicaron que el condensado era extraido en cualquier punto del yacimiento de 70 mil kilómetros cuadrados y llevado a la frontera de Tamaulipas, desde donde los embarques cruzaban las aduanas formales con documentos aduanales apócrifos.
Luego los embarques se llevaban hasta terminales y bodegas de las zonas portuarias de Texas para su almacenamiento temporal y posterior distribución a los compradores, incluyendo a México. El 18 de septiembre de 2012, se registró una explosión en el complejo procesador de gas de Pemex en Reynosa, causando la muerte de 26 personas, cuatro de ellos empleados y 22 de una empresa constratista, además de 46 más heridos.
Pemex informó que en el centro receptor de gas y condensados donde se produjo el siniestro, se cont¿centraba buena parte de la producción de la Cuenca de Burgos, incluyendo combustibles importados. Desde ese lugar es enviado a diversas plantas criogénicas que se encuentran en la zona para luego entregarlo a Pemex Gas y Petroquímica Básica para su posterior distribución y venta final en la mayor parte del país.
Así el auge que se vilsumbró décadas atrás para la Cuenca de Burgos se fue evaporando, mientras la importación de gas desde Texas se volvió importante para el país, importando más de un 60 por ciento del gas que se requiere. Mientras en la región se produce alrededor de 400 millones de pies cúbicos diarios, alimentando el sistema nacional de gasoductos, más de 6 mil millones de pies cúbicos se importan desde Texas.
POLÉMICA POR FRACKING
Petróleos Mexicanos (Pemex) no recurrirá al fracking en la explotación de yacimientos no convencionales de gas y crudo, aseguró Víctor Padilla Rodríguez, director de la empresa del estado. “El fracking que ustedes conocieron del siglo 19, de la década de los 80 y como era en Estados Unidos, es muy distinto en la actualidad. “Nosotros no vamos a hacer eso, no vamos a hacer fracking”, aseguró Padilla durante su participación en el Foro Nacional de Energía, organizado por el Senado.
Durante la presentación del Plan Estratégico de Pemex 2025-2035, el funcionario había asegurado que México es deficitario en gas natural y para aumentar su producción se requiere explorar todos los yacimientos. “Tenemos que reducir la dependencia de gas importado y debemos buscarlo donde esté.
En yacimientos convencionales, en geología muy compleja, en complicados, en el mar, en tierra”, dijo entonces Rodríguez. Incluso, el plan de Pemex menciona que para aumentar la producción a 5 mil millones de pies cúbicos se recurrirá a yacimientos no convencionales, como el de Burgos, el de Veracruz y otros que están en aguas profundas. Estos yacimientos requerirían de fracking, una técnica para extraer gas y petróleo en formaciones rocosas poco permeables que requiere millones de litros de agua y es altamente contaminante. Según el director de Pemex, el Plan Estratégico 2025-2035 señala claramente que el enfoque en exploración de gas será en las Cuencas del Sureste, tanto en su posición marítima como terrestre.
Añadió que para los yacimientos no convencionales se están realizando evaluaciones de cuánto se podría obtener, cuánta sería la producción y la recuperación de los ingresos. “Es decir, estamos en un momento crítico en términos de la geología convencional”, expuso. Reconoció que los yacimientos petroleros están decayendo y los que se están encontrando son pequeños
La estrategia de extraer gas natural en yacimientos no convencionales representa un riesgo para el medio ambiente y el calentamiento global, aseguró Nuestro Futuro AC. Nora Cabrera, abogada y directora ejecutiva del organismo medio ambiental, expresó que recurrir al fracking para explotar gas natural en yacimientos no convencionales es algo que se había prohibido en la Administración anterior e incluso se analizaba establecerlo en la Constitución, propuesta que no avanzó.
“Volver a abrir esa ventana es social y ambientalmente muy preocupante”, expresó. De acuerdo con el Plan Estratégico de Pemex 2025-2030, el año pasado México importó 6 mil 666 millones de pies cúbicos de gas natural, sobre todo de Estados Unidos, que representa 74 por ciento de la oferta nacional.
Por ello se pretende aumentar la producción de gas natural para pasar de 3 mil 500 millones a 5 mil millones de pies de pies cúbicos entre este año y 2028 y mantenerlo en ese nivel hasta 2035. Actualmente existe una planta en Burgos con capacidad para producir mil 200 millones de pies cúbicos de gas, pero opera sólo al 25 por ciento.
POR PERLA RESÉNDEZ




