CIUDAD VICTORIA, TAM.- El verde, blanco y rojo ya iluminan las calles de Ciudad Victoria. Entre banderas que ondean al viento, rebozos bordados con esmero y adornos que desbordan orgullo nacional, un grupo de artesanos mexiquenses vuelve a la capital tamaulipeca para encender el espíritu del mes patrio.
Con manos expertas y una tradición de casi tres décadas, estos creadores traen no solo mercancía, sino pedacitos de México que transforman cada septiembre en una fiesta llena de identidad y color.
Encabezados por Vicente Velázquez, los artesanos llegan desde Toluca como parte de una tradición que lleva casi tres décadas floreciendo en esta capital. Para ellos, esta no es solo una actividad comercial, sino una herencia cultural que alimenta a sus familias y que conecta con el orgullo patrio de miles de mexicanos.
“Todo esto es cultura, y la gente lo recibe con cariño. Somos muchas familias en Toluca las que vivimos de elaborar estos adornos”, comparte Velázquez, mientras acomoda con esmero las banderas que cada septiembre se convierten en símbolo de unión y memoria.
Un trabajo que dura todo el año
Aunque las fiestas patrias duran unas cuantas semanas, la labor detrás de cada adorno comienza meses antes. Los artesanos aprovechan cada rato libre para tejer listones, bordar detalles y ensamblar piezas que, llegado septiembre, llenan de vida las plazas y mercados.
“Llevo 28 años viniendo a Ciudad Victoria. Aquí ya nos conocemos con la gente, con los clientes de siempre, por eso es difícil movernos a otra parte”, dice Vicente, convencido de que la relación que han creado con los victorenses es tan fuerte como los hilos que sostienen sus banderas.
Entre la tradición y la competencia
No todo es sencillo. La llegada de productos importados, más baratos pero de menor calidad, representa un reto para quienes se dedican a esta labor artesanal. Sin embargo, Vicente y su familia defienden con orgullo la autenticidad de lo hecho a mano.
“Competir con lo chino no es fácil, pero la calidad y el amor con que hacemos cada pieza es algo que no se puede imitar”, subraya.
Una invitación a consumir lo hecho en México
Más que simples adornos, lo que ofrecen estos artesanos es un pedazo de tradición, un recordatorio de que la identidad mexicana también se defiende desde las manos que crean.
Por ello, invitan a los victorenses a apoyar esta labor que no solo enciende el ambiente festivo, sino que sostiene a decenas de familias en Toluca. Comprar en estos puestos es, al mismo tiempo, un acto de celebración y solidaridad.
Este septiembre, entre gritos, antojitos y música, el corazón patrio también late en los colores que Vicente y su gente traen hasta Victoria, recordándonos que ser mexicano es, sobre todo, valorar nuestras raíces y mantener vivas nuestras tradiciones.
Por Raúl López García




