Si todo lo que dicen los alcaldes en los informes trabajo y actividades fuera cierto, los municipios de Tampico, Madero y Altamira, igual que los del resto de los del país, México sería un país de primer mundo.
Lamentablemente, las evidencias demuestran lo contrario
Las cifras de los logros que los munícipes dan a conocer en las rendiciones de cuentas no reflejaran la realidad de las poblaciones municipales, parecen más bien las de los países del grupo político y económico G 7.
Hay subdesarrollo por todos lados, los servicios públicos son deficientes, únicamente en las colonias residenciales lucen como en los países desarrollados, en los populares se acumula basura en la vía pública, hay fugas de aguas negras y las familias viven sin vigilancia y semioscuras.
Después de la caída de los gobiernos federales del PRI y el PAN, no solamente cambió la forma de gobernar, también la narrativa oficial. Se pasó de los “informes realistas” a la de “la transformación”, “la esperanza”, “la austeridad” y “por el bien de todos, primero los pobres” entre otras frases de la 4T.
El alcalde de Madero, Adrián Oseguera, resumió en su tercer informe de labores de 2021, por ejemplo, los avances con estas palabras: “En ciudad Madero –dijo- se construye la esperanza y la grandeza de Tamaulipas”.
Luego señaló que la urbe petrolera se había transformado en un municipio más moderno con justicia y una mejor calidad de vida. Y según dio a conocer, se mitigó en un 70 por ciento el rezago en pavimentación, se rescató el sistema lagunario y el kiosko y se reconfiguró la plaza Isauro Alfaro.
Su sucesor en las riendas de la urbe petrolera, Erasmo González, en cambio, destacó el viernes 12 de septiembre una “histórica inversión de 215.5 millones en pavimentación y récord de visitantes en la playa de Miramar”.
Los automovilistas, sin embargo, comprueban a diario que las vialidades están destrozadas y llenas de baches.
Medio en serio y medio en broma, los turistas que llegan a la zona en los periodos de vacaciones dicen que Tampico, Madero y Altamira, son ciudades de primera, pero no por su desarrollo y progreso, sino porque las calles se encuentran en tal mal estado que los vehículos en los que se movilizan no pueden meter la segunda, tienen que circular siempre en primera.
Quizá con el proyecto del Sistema de Movilidad Integral que contempla la construcción del Metrobús, actualmente en fase de licitación, que se iniciará el 2026 y concluirá el 2027 con aportaciones de 2 mil 600 millones de pesos del gobierno federal, el estatal y el sector privado, las cosas cambarán.
Mientras tanto, el pueblo seguirá moviéndose a bordo de microbuses desvencijados, observará la pavimentación, los programas de bacheo, reparación de lámparas y periódicas tareas de chapoleo y desmonte.
Y se acostumbrarán a que los diputados solamente volverán a visitarlos en los periodos de las campañas electorales.
La obra cumbre del gobierno de Altamira es la del Complejo Industrial Multidisciplinario Altamira (CIMA) un espacio para las actividades deportivas, culturales y educativas con capacidad para albergar a 4 mil 200 personas en una superficie de 7 mil 500 metros cuadrados en la que se aplicará una inversión del orden de los 526 millones de pesos.
Para concluir, un grupo de ambientalistas encabezados por María Montserrat Infante enarbolaron pancartas de protesta en el interior del Centro de Convenciones contra la alcaldesa Mónica Villarreal en las que señalaban: “Mónica, el ecocidio no es progreso”, “Mangle sí, hoteles No”, “El Mangle no se vende, se” defiende” y “El desarrollo urbano nos deja sin tierra”.
Con esas consignas expresaron su oposición a la entrega de 2.6 hectáreas que hará el Ayuntamiento a la empresa “Fiesta Americana” para la edificación en la Laguna del Carpintero de un hotel de 5 estrellas que destruirá el mangle y los humedales del cuerpo de agua y causará daños al medio ambiente.
Los responsables del orden desalojaron a las manifestantes del recinto.
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