La reciente reforma a la Ley de Amparo ha desatado un intenso debate entre quienes la apoyan y sus opositores. Están en juego litigios contra personajes de la vida pública del presente y del pasado reciente.
Con un tufo político entre defensores y adversarios, de un lado está el gobierno que defiende los cambios como una forma de agilizar los juicios y evitar abusos de grupos de poder que usaban el amparo para detener proyectos de interés público
Del otro lado están organizaciones civiles y empresariales que ven un retroceso porque se limita la protección de los ciudadanos y se debilita el control frente a actos de autoridad
El punto más discutido es la suspensión que antes podía frenar leyes o políticas de manera general ahora solo protege a quien presenta el recurso
También generó debate la reducción de votos en la Suprema Corte pues ahora bastan seis para que un fallo sea obligatorio y no ocho como antes
Los defensores de la reforma dicen que así se gana rapidez y certeza jurídica los críticos advierten que se pierde seguridad para las personas frente al poder del Estado
El choque de posturas refleja dos visiones de país una que busca acelerar decisiones y otra que exige mayores contrapesos
La polémica seguirá viva porque el verdadero alcance de la reforma se verá cuando los ciudadanos intenten usar el amparo en casos concretos.
