CIUDAD VICTORIA, TAM.- El no tener agua potable en su domicilio, es uno de los mayores problemas sociales con que día a día despiertan miles de familias rurales en Tamaulipas.
Pero no solo es en estas zonas donde la marginación es más alta, sino también, en áreas urbanas donde la falta de agua en sus tuberías es otra batalla con que liidar.
Pero ante esto, el gobierno estatal ya trabaja en un diagnóstico profundo para identificar qué localidades, grandes o pequeñas, carecen del agua potable que muchos damos por hecho.
Juan Enrique Cabrero Ramírez, titular de la Comisión de Agua Potable y Saneamiento del Estado de Tamaulipas (Capset), informó que para realizar este estudio se está utilizando información actualizada del INEGI, con la intención de determinar cuántas personas y cuántas familias enfrentan esta falta de servicio en sus hogares.
Y es que el problema no es menor: se ha documentado que en la región del Altiplano hay más de 56 ejidos rurales sin acceso adecuado al agua potable, lo que afecta a más de 8 mil habitantes.
Municipios como Tula, Miquihuana, Burgos, San Nicolás, Palmillas y otros han sido señalados repetidamente como zonas de gran necesidad.
Se tiene identificado también en los registros de esta primera mitad de la actual década por parte de la CONAGUA y la SEMARNAT, una cifra de hasta 582 mil personas (en todo Tamaulipas) sin acceso diario al agua potable.
Esto equivale en números simples, se traduce a aproximadamente al 16 % de la población del estado, donde para muchos de estos hogares, el suministro depende de camiones cisterna o soluciones temporales.
Con estos datos, la estrategia del gobierno incluye ubicar cada comunidad rural sin servicio, dimensionar cuántos habitantes son afectados, y luego implementar planes personalizados.
Uno de ellos, por ejemplo, contempla la entrega de tinacos grandes que serán abastecidos mediante camiones cisterna, para asegurar que cada hogar tenga agua aunque la red formal aún no llegue.
Además, se proyectan intervenciones estructurales: mejorar y construir redes de agua potable, potabilizadoras y obras hidráulicas, adaptadas a las condiciones particulares de cada municipio rural.
Caberá especial atención en ejidos de la zona del Altiplano, así como en localidades dispersas que han quedado fuera del acceso regular por tuberías.
Cabrero Ramírez enfatizó que esta iniciativa no solo pretende resolver una carencia material, sino restituir un derecho humano básico, mejorar la salud de las comunidades, evitar enfermedades vinculadas al agua no tratada, y detener la migración interna que muchos hogares han sentido como última salida ante la falta de servicios.
Por Antonio H. Mandujano




