Estamos a días de la renovación en el Poder Judicial del Estado, un cambio que debería poner fin a una etapa en la que la ley dejó de ser garantía de justicia y fue usada como garrote y herramienta del poder en turno.
La transición en el Poder Judicial dejó atrás los cambios a cuentagotas: diez magistraturas se renovaron en bloque, con paridad plena y elección directa, un hecho polémico pero inédito en la historia del Estado.
Todos los que ahora abren la puerta de salida llegaron en los tiempos del panismo gobernante, y sus renuncias simultáneas no fueron un acto espontáneo, sino la señal de un reacomodo que esperamos aterrice en el retorno a la aplicación estricta de la ley.
El primero de octubre asumen sus cargos diez magistrados numerarios, electos en un proceso que desató un intenso debate cuando Andrés Manuel López Obrador propuso modificar la Constitución para transitar hacia una votación directa de jueces y magistrados, con alcances en los tribunales estatales.
Cinco mujeres, Tania Gisela Contreras, Griselda Marisol Vázquez, Guillermina Reynoso, Teresa Olivia Blanco y Minerva Cáceres Vázquez, y cinco hombres, Óscar Alberto Lara, Raúl Robles, Adrián Alberto Sánchez, Esteban Etienne Ruiz e Ignacio García Zúñiga, integrarán la sala de plenos, una paridad inédita que responde a la narrativa presidencial y que busca dejar atrás un pasado marcado por el machismo.
Aún controvertido y cuestionado en los círculos rojos legales y políticos, lo cierto es que por primera vez la justicia pasó por la boleta, con magistraturas electas por voto directo, poca participación, confusión ciudadana, pero una decisión final que quedó en manos de las urnas.
De los diez magistrados electos, cinco saldrán en 2033 y cinco en 2036, un escalonamiento que garantiza continuidad institucional pero también política, prueba de que los tiempos de salida forman parte de una estrategia de largo alcance.
En medio de este reacomodo aparece Hernán de la Garza Tamez, designado en diciembre de 2024 como presidente provisional, quien no forma parte de la nueva camada; su papel ha sido conducir la transición, administrar la mudanza y atestiguar el cierre de una etapa dominada por el panismo y el inicio de otra marcada por Morena.
Otro rasgo de esta recomposición es la eliminación del “haber de retiro”, un beneficio millonario borrado en la reforma de mayo de 2025 con el argumento de austeridad y crisis financiera; los ya retirados lo conservarán, los actuales quedaron en zona gris y podrían litigar, y los nuevos saben que ese privilegio ya no existe.
La pregunta inevitable es si esta nueva composición garantizará independencia, si los nuevos magistrados entienden que su deber es rescatar el respeto a la ley y la dignidad profesional y acabar con la percepción de que la justicia sigue siendo territorio de las élites.
Los nuevos magistrados y jueces tendrán que construir legitimidad en su desempeño, emitir resoluciones claras, demostrar imparcialidad y mantener siempre una distancia real frente al poder político.
..
MIENTRAS TANTO
Los tribunales ya fueron renovados, pero sigue pendiente e incierto el futuro de la Fiscalía y de su titular, Irving Barrios Mojica, un personaje que ha transitado en lo oscurito a lo largo de su carrera.
Su suerte está en el aire y no falta mucho para saber en qué termina esta historia.
Por. Pedro Alfonso García




