Muchos de los proyectos políticos que se construyen ahora mismo a lo largo del territorio tamaulipeco dependen por completo de la decisión que tome Morena respecto a la reelección en el 2027.
La reforma constitucional aprobada recientemente por la 4T no prohibe esta posibilidad sino hasta el 2030, cuando también dejará de ser legal el llamado nepotismo electoral.
Pero al interior de Morena es bien sabido que si por la presidenta hubiera sido, estas disposiciones se hubieran hecho efectivas desde el proceso del 2027.
Por eso, se especula con que más allá de los dictámenes aprobados por el Congreso -donde Adán Augusto, Monreal y los legisladores verdes operaron para impedir su implementación inmediata- el partido pudiera reglamentar sus procedimientos electorales para impedir la postulación de candidatos a reelegirse, o de familiares directos de quienes ostenten los cargos actualmente.
Por eso hay tanta incertidumbre entre los liderazgos morenistas que proyectan su futuro político en el corto plazo.
¿Tendrán la luz verde de su partido para buscar un periodo más en alcaldías y diputaciones? ¿Será posible, aunque sea por última vez en el 2027, obtener una candidatura pese a incurrir en nepotismo electoral?
Aún falta mucho tiempo para saberlo, pero hay razones para sospechar que quizás sus deseos no se cumplan.
Sobre todo, si como todo hace indicar, se sigue fortaleciendo el proyecto político de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien a su modo y con sus formas, empieza a consolidar un ejercicio del poder sin las murallas que quisieron imponerle sus adversarios internos.
Hay regiones de Tamaulipas, cuya configuración política depende de la variable reelección sí o reelección no.
Dos de los alcaldes de la zona conurbada, por ejemplo, tienen derecho a reelegirse de acuerdo con la legislación actual. Pero estarían impedidos si se cumple la modificación de los estatutos del partido que los llevó al poder.
En el entorno de Mónica Villarreal y de Erasmo González Robledo saben bien que la posibilidad existe y que ello implicaría truncar un proceso político que persiguen desde el día que asumieron el gobierno de Tampico y Ciudad Madero, respectivamente.
Ya sea por esta razón o por otros factores futuros, en sus posibles escenarios debe estar uno en el que no son candidatos a la reelección.
La pregunta es si ya tienen en mente los perfiles de quienes podrían sucederlos en el 2027 para garantizar una transición sin sobresaltos.
Falta mucho, pero en este contexto político, los próximos meses avanzarán más rápido de lo acostumbrado.




