LO CLARO. La pericia y la manera de resolver las cosas, son aptitudes genéticas inherentes al mexicano.
Existe patente simbólica en el mundo que nos señala de tal manera. Con un clip y una cuerda un compatriota es capaz de salvar al mundo.
Pero más allá de las habilidades y pericias, la preparación académica habría sido un impedimento para competir de forma globalizada en ese aprendizaje intuitivo y el que debe contener una formación integral profesional.
Nuestro país aun adolece de un numero constante y agresivo de graduados de educación media superior, por las causas que nos son comunes. La deserción del bachillerato tiene que ver con emplearse y apoyar a la familia.
El sector educativo tiene gran adaptabilidad y promueve entornos capaces de apoyar a este gran margen de estudiantes que relativamente con poco estimulo y mucho apoyo, están en posibilidades de concretar el ciclo educativo necesario para su maximización profesional.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas pone en marcha -mediante convocatoria- el programa prepa en línea.
Orientada a personas mayores de 18 años que hubieran dejado inconcluso el programa de enseñanza por los motivos expuestos y que mediante esta oportunidad -Programa de Bachillerato Virtual- permite a quien aplique, la alternativa de flexibilizar sus tareas y continuar en este gran proyecto de vida.
Dos años de inversión de vida que formalizan anhelos y preparación hacia la excelencia humanista de cada persona que aspira a progresar.
Que el clip y la cuerda continúen en el imaginario de las destrezas del mexicano, acompañados de su culminación preparatoria…
LO OSCURO.
En la era digital, con cámaras, sistemas de control y plataformas de transparencia en cada esquina, sería incuestionable imaginar que la corrupción estaría en retirada. Sin embargo, la evidencia apunta en sentido contrario. Los datos revelan que este mal persiste… y se multiplica. Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2023 del INEGI, ocho de cada diez mexicanos perciben la corrupción como extendida; el costo directo para los hogares alcanzó casi 12 mil millones de pesos al año. Los actos más frecuentes se concentran en trámites de seguridad pública y apertura de empresas, de modo que el soborno ha dejado de ser excepción para convertirse en un gasto rutinario.
En el plano internacional, México también carga con un rezago evidente. El Índice de Percepción de la Corrupción 2024 de Transparencia Internacional otorgó al país apenas 26 de 100 puntos, su peor marca histórica, colocándolo en el lugar 140 de 180 naciones. El Banco Mundial confirma el deterioro. México se ubica en el percentil 17 en control de la corrupción, más rezagado que el 80% de los países evaluados. El mensaje es claro; pese al discurso y a la digitalización, el sistema no se limpia.
Todos los gobiernos han fallado en este tema. El PRI la institucionalizó como parte del poder, el PAN no pudo desmontarla, el regreso del PRI la profundizó, y el último sexenio de Andrés Manuel López Obrador -que hizo de la corrupción su bandera central de ataque- terminó igualmente atrapado entre adjudicaciones directas, programas opacos y escándalos familiares. La corrupción, en vez de disminuir, se normalizó.
Más que evidenciar un índice de percepción, estamos ante la vulnerabilidad y continuidad de las instituciones. El horizonte a veinte años, si la tendencia sigue intacta, es sombrío. La corrupción puede restar hasta dos puntos porcentuales de crecimiento económico anual, arrastrando inversión, confianza y competitividad. En el corto plazo, las empresas estatales estratégicas son las más expuestas. Pemex, con una deuda superior a 110 mil millones de dólares, ya roza la quiebra técnica; la CFE, con pérdidas recurrentes y contratos opacos, enfrenta un futuro similar.
A ellas se suman otros entes que podrían desaparecer bajo el peso de los malos manejos; el ISSSTE, ahogado en deudas y hospitales colapsados; el IMSS, convertido en un gigante ineficiente por compras amañadas; el recién creado Fondo de Pensiones para el Bienestar, en riesgo de politización y evaporación de recursos; las obras faraónicas -Tren Maya, AIFA, Dos Bocas- que podrían transformarse en elefantes blancos deficitarios. En la banca de desarrollo, Nafin y Banobras acumulan créditos opacos que amenazan con deteriorar sus carteras. Incluso el sector privado parásito -constructoras, intermediarias en salud y energía- está condenado a quebrar tan pronto se acaben los presupuestos fáciles.
La advertencia es clara. Si la corrupción sigue intacta, no se tratará de un malestar moral sino de una quiebra silenciosa de todo un país. En dos décadas podríamos ver colapsar simultáneamente los sistemas de salud, pensiones y energía, arrastrando con ellos a partidos políticos ya sin legitimidad y a empresas privadas que vivieron de la colusión.
El desastre político ya se anuncia en el presente. La persecución por corrupción contra Alito Moreno, líder del PRI, y las investigaciones que alcanzan a Adán Augusto López, figura clave del lopezobradorismo, muestran que no hay partido inmune. Todos, del tricolor, azul y al guinda, han terminado por incubar sus propios escándalos. La clase política, en lugar de ofrecer una salida… se convierte en espejo del colapso institucional.
Y ahí se encuentra la advertencia final. si México no corrige el rumbo, la corrupción no solo devorará presupuestos y empresas, también se tragará los cimientos de la política, dejando al país frente a un vacío de confianza y liderazgo que difícilmente podrá llenarse.
COLOFÓN: En el clímax del descaro, el antes hegemónico PRI haría un ensayo de autocritica haciendo ver que ya habían entendido y cambiado el rumbo. Pero que ocupan que se vaya Moreno de la dirigencia. Moreno revira -a los ex mandatarios egresados de sus filas que le critican- (sic) “ustedes ya robaron, ya no regresarán, ahora nos toca a otros”.
Por. Alejandro de Anda
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