5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

Es hora de romper el techo de cristal en el SNTE


EN VISTO/ DORA DE LA CRUZ

El sindicato magisterial en Tamaulipas ha tenido, históricamente, un liderazgo masculino. A pesar de que la paridad avanza en los espacios públicos y políticos del país, en el gremio persiste una resistencia estructural a reconocer el derechos de las mujeres al espacios de toma de decisión. En pleno siglo XXI, sigue sin querer abrirse la posibilidad de que una maestra ocupe la Secretaría General de la Sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, enfrentando así un techo de cristal, esa barrera invisible, que impide a las mujeres acceder a cargos de liderazgo o Dirección .

Aunque las mujeres representan más de la mitad del magisterio en el Estado, con aproximadamente un 54.9 por ciento de maestras en las aulas, su presencia en los puestos de liderazgo sindical sigue siendo limitada; ellas son reconocidas en el discurso, en las galerías de honor, en los premios por antigüedad, medallas, escuelas con nombres de educadoras; son ellas quienes salen a las calles a participar en las protestas, pero no han llegado a la dirigencia estatal; la puerta ha estado cerrada para ocupar la silla del segundo piso en el edificio gremial.

En su momento, la maestra Cecilia Robles, reconocida por su trayectoria y trabajo en la estructura sindical, levantó la mano para dirigir la sección estatal del SNTE; sin embargo, el grupo de poder no le permitió llegar, a pesar de su activismo; otro caso similar fue el de la maestra Nora de los Reyes, cuya aspiración también se vio truncada por la misma barrera cultural machista que, históricamente, ha cerrado el paso a las mujeres en los espacios de mayor decisión dentro del sindicalismo magisterial.

Mujeres con tablas, conocimiento, experiencia, sensibilidad, trabajo social, empático y de género de toda una vida, como la maestra y diputada Blanca Anzaldua Nájera, se elevan a los ojos de la opinión pública y de los y las compañeras del gremio, frente al proceso que se avecina.

El discurso de ‘con las mujeres todo, sin las mujeres nada’ , que escuchamos decir a los líderes magisteriales, se ha quedado en promesas incumplidas; ahí está el recuento de los años en el sindicalismo magisterial tamaulipeco, donde las maestras han sido pilar en los movimientos, pero están ausentes en los espacios de dirección.

Por eso hoy, que se está armando un movimiento femenino al interior del magisterio, para pedir la llegada de una mujer a la Secretaría General seccional del SNTE,  hay voces misóginas a quienes asusta esta demanda de paridad, que se ha postergado en un gremio, donde las mujeres son la principal fuerza.

Hoy le corresponde al profesor Arnulfo Rodríguez Treviño, actual secretario general del sindicato, hacer historia, cumpliendo con la  obligatoriedad de la paridad o, por el contrario, cargar con la responsabilidad de oponerse a que las mujeres accedan a la dirigencia de uno de los gremios más importantes del país. De no hacerlo, será la historia quien lo juzgue. Son tiempos de las mujeres: México tiene por primera vez a una Presidenta, con la  doctora Claudia Sheinbaum; en Tamaulipas, el Poder Judicial a partir de esta semana, es encabezado por la segunda mujer en la historia al frente del Supremo Tribunal de Justicia, la magistrada Tania Contreras.  La paridad ya no es una concesión, es un derecho. Negarla en espacios como el sindicalismo magisterial no solo sería un retroceso, sino la confirmación de que persisten estructuras machistas que se resisten a ceder el poder.

A un año de la sucesión, este movimiento podría tomar las calles con la fuerza que caracteriza las luchas sindicales, en caso de un bloque de resistencia de los grupos masculinos al interior; las maestras, mayoría en el magisterio, ya no están dispuestas a ser relegadas; reclamarán los espacios que les han negado durante décadas. El club de Tobi ya no puede seguir decidiendo quién llega al liderazgo sindical.

Por. Dora de la Cruz

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