5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

El silencio pesa más que el concreto

A dos años de lo sucedido en la Iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero, la tragedia sigue viva en la memoria de los familiares de las víctimas y de la sociedad

CIUDAD MADERO, TAM.- Dos años pasaron desde que el techo de la iglesia de la Santa Cruz colapsó sobre más de 80 feligreses que participaban en una ceremonia religiosa en la colonia Unidad Nacional, en Ciudad Madero.
El estruendo partió en dos la vida de una comunidad. 
Doce personas fallecieron y más de cincuenta resultaron lesionadas en aquel domingo 1 de octubre de 2023, cuando la estructura de concreto cedió poco después de las dos de la tarde.
Hoy, el sitio se mantiene vacío, convertido en una plancha de cemento que todavía guarda las huellas de las ofrendas florales y los rezos que año con año se repiten en memoria de las víctimas.

CRÓNICA
“Dos años después de la tragedia, la memoria sigue en ruinas y solo la fe levantó una nueva iglesia”
Una banca de madera , reposa sobre tronco de un pino en el costado izquierdo en el patio de lo que fue la iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero.

Al fondo un contenedor de metal oxidado reposa sobre la misma zona. 
Sobre una de sus paredes de metal, descansa en lo que parece ser vigas y restos de material.
La plancha de concreto donde alguna vez se ofició la misa es golpeada por el sol de la tarde y un silencio apenas interrumpido por lo autos que pasan por el lugar. 

Más allá, un andamiaje de maderos entrecruzados, sostiene lo que alguna vez fue el atrio y una cruz apretujada, inclinada,  se encuentra abandonada.

Ahí donde alguna vez se encontró la figura de Cristo , a donde aquel domingo primero de octubre acudieron cientos de personas a recibir y celebrar el bautismo y donde se truncaron sus vidas. 
Desde hace dos años que no se tienen respuestas para las víctimas. Desde hace dos años que solo se sabe que no hay culpables de acuerdo con las autoridades. 

Las mismas víctimas que sobrevivieron ya no quieren hablar del tema. 
A la derecha de donde alguna vez se erigió el edificio que colapsó el primero de octubre, uno nuevo alberga el recinto religioso utilizado actualmente.

Techo de lámina, tres climas, acumulados de sillas blancas reposan a un costado. 
En el pasado, quedaron aquellas imágenes de cientos de personas hurgando entre el escombro y restos de concreto. 

El griterío que reflejaba la desesperación de los que buscaban a sus seres queridos. 
Los puños en alto para pedir que guardaran silencio, a la espera de escuchar algún sonido que indicara que todavía había algún sobreviviente. Ahí solo hay nada.

A 2 años de la tragedia de la iglesia de la Santa Cruz, un hombre aspira en el acceso del nuevo recinto, como si nada hubiera pasado. 

Ajeno pone atención en los detalles, y observa de vez en vez que no se quede rastro de polvo. 
Al lado, a no más de 6 metros la plancha de concreto , el piso de lo que alguna vez fue la iglesia guarda silencio. 

En la esquina, bajo la imagen de la virgen de Guadalupe un montón de flores se marchita, mientras una fotografía de las víctimas ondea casi en pedazos a causa del viento y el olvido.
A dos años la memoria  se marchita igual que las flores.

EL DUELO SIN JUSTICIA

El tiempo transcurrió, pero la herida no cierra. Sobrevivientes consultados rechazaron dar entrevistas, argumentando cansancio y desconfianza hacia cualquier autoridad. La frase que repiten es breve y contundente: “No queremos hablar”.

La Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas determinó en su momento que no había responsables por el colapso, lo que dejó a los familiares en la incertidumbre. La resolución fue recibida como un golpe más para quienes esperaban respuestas.

El Instituto Mexicano del Seguro Social reportó que la última víctima hospitalizada fue dada de alta el 16 de enero de 2024, después de múltiples cirugías que evitaron la amputación de un brazo.
En los primeros meses posteriores al derrumbe, las familias enfrentaron gastos médicos superiores a los 100 mil pesos por persona, sin contar los apoyos limitados que recibieron de instituciones públicas y privadas.

LA MEMORIA VIVA DE LAS VÍCTIMAS 

El recuerdo sigue presente en cada nombre pronunciado: Mauricio, Briana, Juan Carlos, Leticia María, Martha Elizabeth, Ana Victoria, Martha Patricia, Norma Edith, Flor Gisela, Vanesa Judith y dos personas más.
A dos años, los sobrevivientes conviven con el peso de una tragedia sin justicia y con un silencio que se ha vuelto permanente, más denso que el concreto que cayó aquella tarde.

POR JOSÉ LUIS RDZ.

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS