5 diciembre, 2025

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Cinismo y nostalgia

HORA DE CIERRE / PEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ

Los priistas regresaron a escena. Los personajes que alimentaron al dinosaurio despertaron del letargo que duró todo el régimen obradorista y ahora venden la añoranza del viejo partido: sistemático, corporativista, autoritario y corrupto, que en la otra cara de la moneda fue el verdadero formador del Estado mexicano.

Durante el gobierno de AMLO, los personajes más visibles fueron expuestos uno a uno en contraste con su discurso: lujos y frivolidades en redes sociales, negocios turbios y prácticas que los exhibieron.

El ambiente de exposición que intenta reducir el proyecto cuatroteísta a “más de lo mismo” se centra en la corrupción —equiparable o incluso mayor a la cometida por PRI y PAN— y en el retroceso autoritario avalado desde el Congreso y el Senado. Sin embargo, omite los avances en programas sociales durante el sexenio pasado.

Las comparaciones se enfocan en la plataforma social que los gobiernos priistas implementaron por décadas.

Con el panismo hecho añicos, aliados periféricos de tradición electoral priista y un Movimiento Ciudadano perdido en su laberinto, los viejos enemigos íntimos parecen ahora los candidatos predilectos para jugar los juegos de la oposición.

Todo esto, además, con la cercanía al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

En la memoria quedó el pronóstico del entonces canciller Luis Videgaray en 2016 sobre el posible triunfo de Trump, justo cuando los sondeos en Estados Unidos favorecían a la demócrata Hillary Clinton.

Casualidad o no, Videgaray no se equivocó.

Tampoco se equivocó cuando dejó a la especulación los problemas de escasez de combustible y el inicio de la guerra contra el huachicol, que después continuaría AMLO hasta desembocar en el actual embrollo con Estados Unidos.

Los priistas hoy emulan el discurso del nayarita Layín: robaron, pero poquito. Y no tanto como —aseguran— los obradoristas, que diariamente aparecen en la prensa nacional con un nuevo delito en la lista.

Es la mejor manifestación del cinismo que nutre la vida política de nuestros tiempos, en una amplia lista de países encabezada por nuestros vecinos del norte.

Los pocos priistas que permanecen en pie rompen con la rigidez del protocolo que durante años caracterizó al partido. Por primera vez hablan claro y de frente sobre por qué —según ellos— son mejores que todo lo relacionado con la 4T.

Son los espacios abiertos por el cambio de poder dentro del morenismo, o por las pugnas internas entre quienes buscan perpetuarse y quienes intentan concentrar el poder sin éxito.

El posible ascenso del jurásico no solo lo impulsan los priistas en desgracia. Al interior de Morena y en su periferia partidista hay grupos priistas que gozaron del poder y aún mantienen la fuerza y recursos suficientes para recuperar espacios perdidos.

Un escenario que raya en la comedia y la farsa, aunque no se puede descartar en medio de la turbulencia característica de nuestros tiempos.

Mientras tanto, la modorra morenista continúa y el partido —al igual que el panismo en sus 12 años de gobierno— se mantiene como simulación y fantasía política.

POR PEDRO ALFONSO GARCÍA RODRÍGUEZ
@pedroalfonso88

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