5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

1915: el fallido plan de San Diego en Tamaulipas

Conspiraciones, ejecuciones y traiciones marcaron el levantamiento que pretendía cambiar el mapa de América del Norte. Su eco aún se escucha en la historia fronteriza de Tamaulipas.

TAMAULIPAS, MÉXICO.- La Revolución Mexicana provocó una afluencia de refugiados políticos e inmigrantes indocumentados hacia la región fronteriza, lo que politizó a la población del Valle y alteró la vida tradicional del norte de Tamaulipas.

Algunos grupos radicales vieron en el movimiento revolucionario la oportunidad de impulsar cambios políticos y económicos profundos en el sur de Texas.

El Plan de San Diego fue proclamado el 6 de enero de 1915 en San Diego, Texas —una pequeña población que en el pasado perteneció a Tamaulipas—, cercana a la ribera del río Nueces.

Un ejército bajo bandera blanca y verde

Según el documento, en San Diego se establecería un gobierno y se organizaría el Ejército Libertador de las Razas y de los Pueblos, integrado por mexicoamericanos, afroamericanos y japoneses, bajo una bandera blanca y verde que los uniría.

El 20 de febrero, a las dos de la madrugada, los firmantes se levantarían en armas contra el gobierno de Estados Unidos con el propósito de segregar los estados de Texas, Nuevo México, Arizona, California y Colorado, para reintegrarlos a la República Mexicana.

El plan también estipulaba la creación de seis estados negros y la restitución de tierras a los apaches de Arizona y otros pueblos originarios. Algunos historiadores sostienen que el documento fue redactado originalmente en una cárcel de Monterrey, Nuevo León.

Un levantamiento descubierto antes de nacer

La rebelión tenía un carácter racial extremo: se ordenaba la ejecución de todos los hombres blancos mayores de dieciséis años.

Sin embargo, el plan fue descubierto cuando Basilio Ramos Jr., uno de sus líderes, fue arrestado en McAllen, Texas, el 24 de enero de 1915, y entre sus pertenencias se halló una copia del documento.

Al llegar el 20 de febrero no hubo una insurrección generalizada, sino un nuevo manifiesto revolucionario que reforzaba la idea de la “liberación del proletariado” y proponía fundar en Texas una “república social”.

Las incursiones armadas y el papel de Carranza

Durante meses, las autoridades consideraron el plan como una simple fantasía… hasta que en julio de 1915 estallaron redadas en el valle bajo del Río Grande, encabezadas por los carrancistas Aniceto Pizaña y Luis de la Rosa, residentes del sur de Texas.

Sus grupos realizaron ataques de guerrilla, interrumpieron transportes y asesinaron a colonos anglos.

Cuando Estados Unidos reconoció a Venustiano Carranza como presidente de México en octubre de 1915, las incursiones se detuvieron abruptamente.

Muchos creyeron que el plan era una invención para desacreditar a Carranza, aunque los firmantes existían y mantenían contacto con su Estado Mayor. Cerca de cincuenta expediciones filibusteras partieron desde Tamaulipas, llevando el terror a la margen izquierda del Río Bravo.

La prensa estadounidense y la represión

Los periódicos estadounidenses reportaron combates en los condados de Hidalgo, Cameron y Starr.

Ante los ataques, el gobernador James Ferguson destinó fondos estatales para enfrentar a los rebeldes. Los Texas Rangers y guardias locales iniciaron una brutal represión, ejecutando a cientos de mexicanos bajo sospecha de colaborar con los insurgentes.

El 24 de septiembre de 1915, un grupo de unos 100 combatientes del Plan, acompañados por soldados carrancistas, atacó la ciudad texana de Progreso, vecina de Nuevo Progreso, Tamaulipas.

Saquearon, incendiaron y capturaron al oficial estadounidense Richard Johnson, quien fue ejecutado y decapitado en territorio mexicano; su cabeza fue colocada en un poste como advertencia.

Sangre en la frontera

Durante octubre, la violencia recrudeció. El general Frederick Funston solicitó autorización para “no tomar prisioneros”, aunque su propuesta fue rechazada.

Aun así, 5,000 soldados estadounidenses fueron desplegados en la región.

Incluso la Oficina Federal de Investigaciones (precursora del FBI) consideró contratar sicarios para asesinar a los líderes del plan, pero la operación fue cancelada.

El 19 de octubre de 1915, con el reconocimiento de Carranza por parte de Estados Unidos, la revuelta llegó a su fin.

Se calcula que murieron alrededor de 5,000 personas durante los cuatro meses que duró la rebelión.


Se estiman

5 mil muertos No existe una cifra precisa de víctimas del Plan de San Diego, aunque se estima que fueron alrededor de 5,000 muertos.

Las secuelas del conflicto aún se reflejan en la desconfianza y las tensiones sociales entre las comunidades de ambos lados del Río Bravo.

Por. Expreso-La Razón

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS