5 diciembre, 2025

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Lo incalculable de nosotros

Extender la mano para tocar el aparente infinito, abrir los ojos para mirar más y dejar que el cerebro se abra en sus cajas de resonancia para multiplicar las funciones inevitables de nuestras manos que ejecutan y cambian el universo más próximo.Resulta que no dejamos de buscar para encontrar como decía Pablo Picasso. Nuestro cerebro es la ciudad donde todo ocurre en sus calles de imaginación y sueños

Hace algunos días asistí a una magnífica muestra titulada Las Posibilidades de lo Incalculable de Ernesto Walker en la galería Pedro Banda del Centro Cultural Tamaulipas. En lo inmediato me encontré con una serie de fotografías engranadas a las máquinas hechas para calcular lo incalculable, que retienen la memoria de las invenciones humanas. Junto a este display fotográfico algunas máquinas se distinguen aún en sus recovecos, nos conduce a lo ergonómico, extensión corporal. A veces parecemos una calca de las máquinas cuando las vemos moverse y agitar sus manipulaciones de ruidos en sonidos diversos.Así estos maravillosos monstruos de acero fundido, semejan una arquitectura y también son una obra de arte no solo como objeto sino por su invención calculada palanca por palanca boton por boton. Entonces nos detenemos a pensar el valor estético de las máquinas no sólo en función utilitarista sino por su belleza conceptual.

Ya Lewis Mumford en el Mito de la Máquina, nos abría los ojos a las ciudades y las máquinas en el mundo de ilusiones en que vivimos, la obra de arte inacabada que somos los seres humanos.

La extensión corporal para tomarlo todo, como en un combo que aprieta a las cosas para servirnos. Corresponde sin duda a las lecciones de anatomía de los griegos y renacentistas que colocaron el mundo a nuestros ojos. Me remite al gran Leonardo Da Vinci y la imaginaria de Andreas Vesalius. Hay muchos en nuestra mente pero son ellos los que me conducen a una contemplación de esta muestra.

En 1976, tuve la oportunidad de admirar en Nueva York, una exposición de la Food Corporation donde se mostraba lo que el ser humano ha inventado para extender su mano, desde un tenedor y una cuchara hasta una tetera en otras valiosas piezas de colección.

Desde entonces me inclino por la semiótica de los cuerpos no solo en lo físico sino en lo literario.Y ahora que comento esta muestra lo disfruto más.
Las máquinas son una combinación del perfeccionamiento mecánico y el pensar. Desde un ábaco, que a nosotros nos tocó gozar en la escuela primaria hasta complicadas y aparatosas máquinas sumadoras. Cada una de estas es un arte objeto y un objeto del arte de vivir y de soñar.

Las máquinas son la extensión corporal privilegiada del ser humano.
y ahora en que vivimos en nuestra casa Celular las máquinas parecen que tienden a dominarnos, achicarse en el mundo donde sus células de IA nos desbordan en lo incalculable. Retornamos al Mundo Feliz de Aldous Huxley, donde ocupamos un número en la casilla de nuestros pensamientos dirigidos por la computadora, al fin el objeto íntimo del deseo de la Cibernética.

la Exposición de Ernesto Walker Las Posibilidades de lo incalculable es de gran interés para quienes razonan con las máquinas, estas que nos asustan y nos maravillamos con sus reflejos condicionados en una alegoría de la maquinación teledirigidas y necesaria en un mundo convulsivo en que vivimos.

Las máquinas no solo son la generosidad del pensamiento humano, también son el dolor humano cuando se transfieren a la maldad de los objetos inventados para matar. Acercarnos a las máquinas por su memoria, esta, que constituye la exposición es reconfortable. También nos muestra las limitaciones de no contar con expositoras, monitores guías de exposición que permitan conducen a un público no habituado a una exposición de la máquina humana, No se trata de solo de llevar a un público, se trata de conducirlo para el mejor comprensión de estos productos del cerebro humano.

Lor Virgine publicó hace algunos años un libro que recrea lo convulsivo y maravilloso del arte. El arte en la orilla, a una guia del arte contemporáneo que aconsejo leer. La maquina no está sola, está con nosotros. Es parte del Fluxus, la combinatoria, aleación de las múltiples expresiones del arte contemporaneo.

Cuando fui profesor de la U. Lasalle animamos una exposición que se tituló, Multimedia Mediática donde mostramos una colección de máquinas y objetos que el ser humano ha correspondido a sus necesidades. Admire esta magnífica muestra y goce el pensar en el Centro Cultural Tamaulipas.

Por Alejandro Rosales Lugo

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